Para el mexicoamericano Chris Arreola, el duelo ante Andy Ruiz será fundamental para su futuro en el boxeo y no solo porque necesita de una victoria que le ayude a dejar atrás su último descalabro, también para medir sus habilidades ante nueva generación de peleadores de peso completo.
Este 1 de mayo, en el Dignity Health Sports Park en Carson, California, La Pesadilla Arreola regresa para medirse al primer campeón mundial de sangre mexicana y disputarse la oportunidad de escalar en los rankings para ponerse en posición de competir de nuevo por el título mundial.
Sin embargo, a pesar de lo que hay en juego, el respeto que siente Arreola por Andy es tangible; Arreola lo admira por lo logrado, pero insiste en que eso no evitará el descalabro que planea propinarle.
“Para mi todas las peleas son muy importantes, porque si me miro mal me tengo que retirar. No quiero lastimarme más de lo necesario. Si gano la pelea, pues claro hay que seguirle, pero si no, no hay ni un problema en retirarme. Pero no voy con esa mentalidad, voy con la mentalidad de que voy a ganar, de seguir mi carrera y ganar el campeonato a la George Foreman”, dijo.
¿Para ti qué significa estar de nuevo en esta posición?
Es un gran orgullo pelear con otro mexicano en los pesos y no cualquier mexicano, el único mexicano que ha sido campeón. Yo todavía aquí le estoy dando porque también quiero ser campeón mundial.
Andy suelta muchos golpes…
Hicimos sparring cuando él tenía 17 o 18 años y desde ese tiempo ha tenido unas manos muy rápidas y una buena pegada. Queremos que tire sus manos, pero si las tira, las va fallar porque vamos a mover la cabeza. Lo vamos a mover de izquierda para derecha y del centro para atrás. Hay que hacerlo trabajar.
Pero en esta pelea hay un factor que te beneficia. La experiencia. Ya sabes que se tiene que hacer en una división donde un golpe puede cambiar todo.
Tengo mucha experiencia y no nada más de profesional, yo comencé a boxear a la edad de 7 años, en 1988, ya son 32 años que he boxeado y tengo que usar toda mi experiencia. Todos los trucos que me han enseñado los profesionales de antes. Me tengo que enfocar porque, como bien se dice, un golpe puede cambiar todo y buenas noches, ahí acabó Cristobal. Por eso hay que darle duro y estar alerta.
Justo hablando de los boxeadores de antes… a ti te han tocado dos divisiones de peso completo totalmente diferente, la era de los Klitschko y esta nueva ola de figuras
Pensándolo bien estoy loco, un poco zafado. Nadie me pegó como Klitschko, ni mi jefe. Ese sí que me pegó. Cada que me pega sentía como si alguien más me estuviera rematando por atrás. El Wilder, un pelador muy atlético y que se mueve muy bien, con manos largas. Y ahora tenemos al Andy, un peso completo… pero el gordito estaba cabrón y vamos a ver cómo sale en esta pelea. Yo estoy listo, estoy enfocado en boxear y darle una buena pelea. No me importa si no tengo músculos, si no tengo six pack, no me importa si no tengo chichis. No me importa. Lo que a mí me importa más es ser un buen peleador y darle todas las ganas a esta pelea.
¿Andy Ruiz es un reto totalmente diferente al resto de la división?
Sí, porque no solo es rápido y tira mucho, es mexicano y nosotros tenemos corazón y huevos. Andy no es común y corriente. Somos peleadores especiales. Los mexicanos no nos rendimos, venimos de pobreza, venimos de nada, por eso le echamos tantas ganas.
Se nota el respeto que te inspira Andy, pero tú tienes tu poder de puños también y la pelea se puede inclinar para cualquier lado…
Hablo de Andy porque le tengo respeto, miedo no, nunca. Respeto. No le tengo miedo a ningún hombre. Tengo dos manos igual que él, tengo corazón y huevos igual que él. Por eso tiene mi respeto, miedo no porque ando aquí entrenando para ganarle y hacerlo como Buster Douglas, quien le ganó a Tyson y luego perdió y nadie supo de él. Esa es mi esperanza para esta pelea.
Caíste ante Klistchko, ante Wilder y Stiverne… ¿la cuarta será la vencida?
Sí, porque ya tengo 40 años, ya la mecha está casi a lo último. Es mi última oportunidad y por eso estoy entrenando duro. La cosa es que antes como que caminaba –como dicen por ahí– como si no me apestaran los pedos. Caminaba como si fuera bendecido de Dios, confiado a más no poder, pero ahora sé que, aunque tenga el don, tengo que trabajar porque sé que entre más flojo esté, más fácil le hago el camino a la otra persona. Ya no quiero dejarles las cosas fáciles. Ya no quiero defraudarme.
¿La inspiración llega tarde?
No pienso que llegó tarde, yo le voy a dar duro hasta que pueda y si ya no puedo, ahí perdone me retiro. Tengo mucho para dar y para adelante.