Laura Serrano, la mujer que cambió el boxeo mexicano

Edición Fin de Semana

La capitalina Serrano es pionera de este deporte en México; abrió puertas en tiempos que un decreta impedía a las mujeres boxear

Laura Serrano, la mujer que cambió el boxeo mexicano (La Afición)
Érika Montoya
Ciudad de México /

Laura Serrano es de ese tipo de rivales que están contra las cuerdas, sobre piernas tambaleantes y aún así encuentran esa fuerza para seguir de pie y soltando puños. Un hueso duro de roer, que con esa decisión y empeño grabó su nombre en la historia como una enorme aportación al deporte de los puños.

FOTO: Laura Serrano (Fototeca Milenio)

La pionera del boxeo femenil vivió en una etapa negra para el deporte en México, pues un decreto presidencial obsoleto, impuesto por Porfirio Díaz, prohibía la práctica del boxeo por parte de las mujeres; sin embargo, tras años de pelea franca -en los gimnasios, arriba del ring y en los juzgados- logró derogarla y abrir la puerta a otras exponentes que llevarían a México a ser la segunda potencia en el mundo.

Adaptando sus brasieres con pedazos acolchonados a falta de productos diseñados para mujeres y peleando de manera clandestina a la mitad de la calle, sin la más mínima medida de seguridad, la abogada inició su carrera amateur ante los ojos incrédulos de los promotores, entrenadores y managers mexicanos, que pensaron que luego de un tiempo desistiría.

FOTO: Laura Serrano con Julio César Chávez (izquierda) y Ricardo 'Finito' López (derecha) (Fototeca Milenio)

Aunque la presión fue demasiada, Laura prometió no dar un paso atrás y para su debut en el terreno profesional, en el año 1994, viajó a los Estados Unidos para enfrentarse a la pionera estadunidense Christy Martin dentro de una cartelera en la que Julio César Chávez obtendría revancha de Frankie Randall, luego de que le arrebatara su invicto. Sin su entrenador -pues tenían miedo a que la represalia dejara bloqueado a su esquina- y sin hablar inglés, Laura escaló al ring del MGM Grand para arrancar con su carrera y, aunque esa noche empató con Martin, dejó una muy buena imagen, pues para los asistentes la mexicana se había llevado la pelea. 

FOTO: Laura Serrano, ex pugilista mexicana (Fototeca Milenio)

Esa noche, una de las más brillantes en su carrera, ganó apenas mil 500 dólares, y el reconocimiento de su ídolo, Julio César Chávez, a quien recuerda con mucho aprecio por el apoyo. Con una mayor aceptación del otro lado de la frontera, Laura decidió quedarse en Estados Unidos y en su segunda pelea conquistó el título de la Federación Internacional de Boxeo, convirtiéndose en la primera latinoamericana en la historia en ser campeona del mundo, pero la espina de presentarse en México siempre estuvo presente.

Pelear en Tijuana, Celaya, Cancún y en Ciudad Juárez fue su consuelo, pero el deseo de presentarse en la Ciudad de México murió en el 2012, cuando se retiró resignada a no cosechar el fruto de tantos años de esfuerzo, a pesar de que la ley se derogó en 1999.

Laura intentó pelear en la capital, pero la comisión de boxeo local le negó la licencia, por considerarla demasiado grande, tenía 44 años. El balance para Laura es positivo y amargo al mismo tiempo, pues aunque económicamente no le fue tan bien -pues con la suma de sus mejores bolsas apenas alcanzó los 30 mil dólares-, sabe que su huella en el deporte permanecerá sin importar a cuántos logró incomodar durante un arduo camino de 18 años.

Ahora, a sus 53 años, y ya como miembro del Salón Femenil de la Fama en Florida, vive en Las Vegas, y junto a su marido y su hijo dejó en el pasado el deporte para ahora darle paso a la religión como Testigo de Jehová.


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