En el marco de su próxima pelea del 27 de julio ante Melisa Meraz, en Tlaxcala, Marilyn Badillo, reciente campeona de peso mosca del WBC, se prepara para seguir con su racha de 17 victorias, tres de ellas por la vía del nocaut y un empate.
Pero antes de consolidarse como una de las mejores pugilistas del momento, Marilyn pasó por momentos difíciles en su carrera, desde preguntarse qué hacía en el mundo del pugilismo hasta pensar en renunciar.
"Todos los días pensaba en renunciar durante esta formación, dices '¿qué estoy haciendo aquí, por qué estoy haciendo esto, está valiendo la pena?', estaba perdiendo muchas cosas de mi vida como adolescente y adulto; me decía, 'creo que no está valiendo la pena' y los tropiezos que tuve donde quería renunciar, pero ni modo, hay que aprender y seguir adelante con nuestros sueños", mencionó en entrevista con MILENIO-La Afición.
Contra los prejuicios
Badillo no se escapó de ser víctima de los comentarios machistas en esta disciplina, pero gracias a leyendas como Ana María Torres o Mariana Juárez, le abrieron un camino para que esto no se siga replicando hoy en día.
"Sí, la pasé mal, pero gracias a las personas que vienen delante de mí como Ana María Torres, Mariana Juárez y grandes nombres de boxeadoras que nos pudieron abrir la puerta, y no fue tan difícil como ellas sí lo pasaron, pero si tenemos muchos prejuicios. Te dicen, 'Las mujeres no hacen eso, tú tienes que ser la esposa del campeón', realmente muchos comentarios que no me gustan, pero trato arriba del ring de demostrar que no solo somos hombres o mujeres, somos peleadores en busca de un sueño".
El boxeo, una casualidad
Curiosamente el boxeo llegó a la vida de Badillo gracias a una casualidad, y es que en casa sus padres siempre buscaron que sus hijos tuvieran una actividad física, entre ellos Marilyn, sin saber que ese sería su destino.
"El boxeo llegó a mi vida por casualidad, mis papás querían que desempeñáramos un deporte, que no estuviéramos después de la escuela sin hacer nada. Primero fue futbol, voleibol, hawaiano, danza árabe, infinidad de deportes hasta que un día mi hermana nos inscribió a box, porque ella así lo quería por ser la hermana mayor; yo le dije, ‘solo me quedo una semana porque no me gusta’, y se fue un mes, seis meses y hasta ahorita que somos campeones internacionales", agregó.
Claro que al comenzar su carrera boxística a una temprana edad la limitó de muchas cosas como el sacrificar la vida social que la llevaron a perder muchas amistades, restringirse algunos gustos como el de comer unas papas fritas por el régimen alimenticio que debía llevar, y combinar la escuela y el boxeo sin descuidar ambas.
"Como adolescente uno anhela ir a las fiestas salir con los amigos, he perdido muchas amistades por no seguirlos a la fiesta. Obviamente, las desveladas cuando había temas de exámenes, dormirme a las 3 de la mañana y despertarme a las 5 para ir a entrenar. No poder comerme unas papas siendo una niña de 14 años, han sido cosas complicadas, pero estoy tranquila, no me arrepiento de nada".
Ejemplo en la vida y en el deporte
Además de ser un ejemplo en el boxeo, también lo es en la vida cotidiana, pues el hecho de ser campeona no le ha frenado seguir su carrera universitaria como ingeniera industrial, que según sus palabras es complicado, pero ha aprendido a vivir con ello.
"Me vuelvo loca a veces, pero estoy bien, es parte de la vida. Tenemos que tomar todos los aprendizajes posibles para poder salir adelante, y estar no solo deportivamente, sino también en la vida, tomando cursos de todo tipo, me ha funcionado muchísimo y ahorita con la carrera de ingeniería industrial ha sido pesado, pero ya estamos por terminarla, así que ese compromiso se va a ir", concluyó.
RGS