Miguel Martínez es un deportista que inició a los ocho años de edad en el boxeo, y lo hizo para disciplinarse luego de que constantemente se peleaba en las calles para ganarse el respeto de los demás dentro de un barrio de Durango que considera peligroso, y ahora, después de 14 años de practicar este deporte, ya cuenta con el boleto olímpico a París 2024 y espera dejar huella.
Martínez padeció muchas carencias antes de conseguir una beca de Conade, la cual obtuvo este año tras ubicarse en el quinto lugar del Campeonato Mundial en Uzbekistán 2023, por lo que ahora percibe 34 mil pesos mensuales por ese resultado.
Miguel consiguió la plaza olímpica en los pasados Juegos Panamericanos de Santiago de Chile, luego de pasar a la Final de la categoría de 63.5 kilos, categoría en la que se colgó la medalla de plata.
¿Cómo comenzaste en el boxeo amateur?
Mi historia comienza a la edad de ocho años, donde mi abuelo y papá, que en paz descanse, fueron las personas que me guiaron hacia este deporte. Primero empecé como algo calmadito y me fue gustando, porque era una persona a la que le gustan mucho los golpes y, la verdad, en la calle me ponía con quien sea, entonces mi abuelo me dijo: ‘vamos a meterte a un deporte’. Me empezó a gustar y seguí, así que tengo 14 años boxeando, y ese tiempo ha sido de pura disciplina, constancia, sacrificios, carencias, entre otras cosas. Creo que ahora hemos logrado alcanzar la máxima justa que todo deportista amateur sueña. Tengo 22 años de edad, nací en Durango, en el barrio Felipe Ángeles, el cual está pesadito.
Un camino difícil
¿Qué tipo de carencias pasaste?
La verdad que fue un camino bastante difícil, con carencias, pero creo que mucho de los deportistas boxeadores vienen de carencias y son los más cabrones. Tuve carencias económicas, dificultades, a lo mejor no comer un día o dos, entonces muchos tenemos hambre de sobresalir. Realmente mi abuelo era una persona que era muy movida, una persona que me enseñó a que no importa lo que pase, siempre hay personas, amigos y conocidos, con los que puedes contar. Se la pasaba pidiendo prestado, diciéndoles que no había para comer o para un agua, y ahora muchas cosas han cambiado. Uno cuando tiene hambre busca por todos lados para llegar a lo máximo, y eso me hizo fuerte, bárbaro y muy cabrón.
¿Ahora el apoyo ha cambiado para no pensar en el profesionalismo?
Siempre he tenido el apoyo de Durango a cambio de nada, y la Conade me está apoyando por el quinto lugar en el Campeonato Mundial, donde ya obtuve mi primera beca. Ahora todo está mucho mejor y puedo sobrevivir sin ningún problema. Muchos boxeadores vienen de un barrio, cabrón y peligroso, y son los que salen más talentosos y canijos, sin minimizar a nadie, pero son los que salen con más hambre y como dicen, la mejor escuela es la calle, donde hay que ganarse el respeto y defenderse, porque no es nada fácil.
¿Qué expectativas tienes para París 2024?
En Juegos Olímpicos no me veo solo como un participante, me veo como un medallista, pero no solamente de bronce, ni de plata, no quiero eso, no me veo como esa persona que se siente feliz, va a Juegos Olímpicos y gana su medalla y cree que es suficiente. Yo me veo más allá, me veo como un campeón. Vamos a seguir la preparación en la Ciudad de México, y ahora confiamos mucho en los entrenadores, porque siempre nos apoyaron y nunca desistieron, así que solo queda la decisión de uno mismo, y también debemos continuar con fogueo.