En el 2000, Floyd Mayweather estuvo ante las puertas del retiro definitivo. El uso de guantes pequeños con un estilo de pelea muy diferente, casi al tú por tú, lo llevó a coleccionar una cantidad de lesiones que hizo de sus manos un tema muy sensible y quebradizo.
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Desesperado y sin saber cuál paso sería el siguiente, Mayweather se puso en manos de su tío Roger Mayweather y su equipo, quienes de inmediato comenzaron la búsqueda de un especialista en puños.
El equipo se topó en Los Ángeles con el mexicano Rafael García y la historia de Floyd cambió de ser solo el 'Niño Bonito' del boxeo hasta convertirse en Money Mayweather, quien ahora a sus 43 años de edad coquetea de nuevo con la idea de volver al ring.
A pesar de tener casi 50 años de diferencia, Mayweather y don Rafa tenían muchísimas cosas en común. Ambos pasaban gran parte de su tiempo en un gimnasio, rodeados de boxeo y campeones, apreciaban la belleza del deporte hasta un grado casi obsesivo y reconocían como pieza clave para un peleador un buen vendaje de las manos.
García, a quien también conocían como El Fichitas, había trabajado como cutman en las esquinas de grandes leyendas como Roberto Duran, Alexis Argüello o Wilfredo Gómez, pero con ninguno tuvo una relación de tanta cercanía como con Floyd Mayweather, quien dejando de lado su personaje arrogante, cariñosamente le llamaba “abuelito”.
García (Puebla, 1929 –Las Vegas, 2017) trabajaba con la precisión de un cirujano, acomodaba gasas y cinta para proteger las manos de quien desde hace más de una década aseguraba que valían millones, sin saber que ese peleador al que ayudó lograría aterrizar contratos millonarios que por años lo posicionaron como el deportista mejor pagado del mundo.
Dentro del equipo de Mayweather hubo muchas rotaciones, pero alguien que se mantuvo ahí hasta el día de su muerte fue Rafa García y su tío Roger Mayweather. El trío no solo logró victorias ante peleadores como Diego Corrales, Arturo Gatti, Zab Judah, Óscar de la Hoya, Ricky Hatton, Shane Mosley, Miguel Cotto, Manny Pacquiao, también consiguieron alargar esa carrera por más de una década.
García murió el 13 de noviembre del 2017 por complicaciones de la leucemia.
Con más de 60 años dentro del boxeo, el poblano dejó un legado muy grande en la forma de trabajar en la esquina y el fino arte de vendar las manos o atender una cortada.
ZZM