Después de obtener la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de México 1968, Ricardo Delgado, tuvo que enfrentar la cruda realidad y buscar una forma para tener recursos económicos ya que le había dedicado el 100 por ciento de su tiempo al deporte, y la opción que consideró viable fue el boxeo profesional, sin embargo, al poco tiempo se arrepintió de incursionar en ese sector y desertó.
"No le guardo rencor. La veo igual que a otras profesiones, que a otros deportes. No porque me haya ido mal echaré pestes, pero sí digo convencido de que mientras el boxeo profesional es un espectáculo a base del dolor humano, el boxeo amateur es un arte", dijo Delgado tras su amarga experiencia en el boxeo profesional.
Ricardo recuerda que nunca tuvo un buen manager, ya que quiso encumbrarlo rápidamente y nunca le buscó una oportunidad de pelear por un título mundial. Delgado debutó en Los Ángeles y con éxito al noquear a su contrincante coreano Woori Moo Huk en cuatro rounds, pero después vino una pelea que lo acabó físicamente.
"Sería después cuando yo descubriría que el gran secreto del boxeo profesional radica en la visión, en las relaciones que tengan los managers. De hecho yo estaba en etapa de aprendizaje, de adaptación al boxeo profesional, cuando me enfrentaron con el brasileño Heleno Ferreyra, un tipo muy rudo, muy difícil; era, como dicen por ahí, toda una chucha cuerera. Le gané, en la arena Coliseo, por decisión técnica pero, prácticamente, ahí me acabé. Físicamente ya no di más. El esfuerzo por vencer fue increíble. No sé ni cómo terminé esa pelea, pero.. para mí fue el acabose. Jamás pude recuperarme del esfuerzo por vencer a ese tipo, marrullero, que pegaba con codos y cabeza, que abrazaba, que huía, que atropellaba... Un enemigo temible para cualquiera", mencionó.
Después al boxeador mexicano se le concertó una pelea contra Lorenzo Halimi Gutiérrez; combate eliminatorio en Los Ángeles, a doce rounds: quien ganara se enfrentaría con el campeón mundial, el japonés Masao Oliba.
"La pelea fue dura, muy dura, porque Lorenzo boxeaba muy bien y golpeaba fuerte, pero la gané. Fue entonces cuando descubrí que el boxeo profesional es toda una mafia, porque no obstante que el vencedor fui yo, nunca me dieron la oportunidad de pelear por el título", dijo.
Así tras sostener 26 peleas en el boxeo profesional, Delgado se retiró del boxeo y le pidió ayuda al entonces presidente de México, José López Portillo, pero solo le dio una carta de recomendación y lo mandó a buscar al director de Pemex y donde solo le ofrecieron un trabajo con el sueldo mínimo, y que alternó con un trabajo como entrenador de boxeo en el Deportivo Guelatao.
FCM