Una serie de circunstancias intervinieron en el camino de Saúl Álvarez para que terminara convirtiéndose en uno de los mejores boxeadores del mundo.
Su hermano Rigoberto Álvarez siempre admiró a Julio César Chávez y eso lo hizo incursionar en este deporte, aunque con poca fortuna. Pero un día, justo cuando estaba por tirar los guantes al atravesar el momento más oscuro de su vida, un niño pelirrojo se acercó a pedírselos y ahí volvió a iluminarse todo el camino.
El Español, como se le apodó en los encordados, platicó con MILENIO-La Afición sobre cómo fue impulsar y motivar a Saúl, quien vivía la transición de la niñez a la adolescencia.
¿Cómo fue tu acercamiento al boxeo, de dónde nació el gusto?
Julio César Chávez fue quien me inspiró y también pensé en practicarlo por defenderme. Recuerdo que una vez un niño me molestó enfrente de la paletería de mi tío Adán. Sale mi tío y me dice ‘¿cuántos años tiene?, ¿está de tu tamaño?, pues póngale una friega mijo, porque si no se la pone, yo le voy a poner otra’, y pues me dio alas para ser más aventado a pelear. De ahí fue donde nació el gusto por el boxeo.
¿En qué momento viste que Saúl tenía esa chispa que lo hacía diferente al resto?
Yo viví en Tijuana, me fui con la esperanza de hacer una carrera prominente, pero no me tocó esa suerte; tuve solo una pelea en dos años, entonces me tuve que regresar a Guadalajara. Al volver me traje lo que pude, entre esas cosas unos pares de guantes, dos caretas y dos cabeceras. Cuando llegó el niño, me dice, ‘¿dónde están mis guantes?’, le doy la llave y los saca de la cajuela. Yo le decía a mi mamá que quería dejar el deporte porque sentía que estaba perdiendo el tiempo; mientras le amarraba los guantes a mi hermano y a los niños que trajo, empezaron a boxear y en ese momento me di cuenta del gran talento que tenía. Yo venía con la idea de dejar todo esto y ese mismo día me volví a ilusionar. Me dijo: ‘yo quiero ser boxeador como tú’. Y le dije: ‘no, tú no vas a ser como yo, tú vas a ser mucho mejor que yo, pero te quiero aquí todos los días a esta misma hora para entrenar’.
Es una edad complicada, ¿cómo hacías para mantenerlo enfocado?
Recuerdo que a veces se me escondía para no entrenar. Una vez llegué, no lo veía y mi mamá me dijo: ‘búscalo, está debajo de la cama’, cuando lo descubro le digo: ‘¿qué estás haciendo ahí?’ y empezó a llorar, ‘es que me duele todo’ (ríe al recordar). Imagínate un muchachito que está en la edad de andar con los amigos y en la vagancia, es muy difícil para ellos entender lo que nosotros de adultos ya vemos en ellos y lo tienen que hacer como una obligación. Me costó mucho poder hacerlo entender, a veces tenía que ir a buscarlo, lo traía a regañadientes, pero entrenaba. Lo hice entender hablando mucho con él, como ahora hago con mis muchachos, porque creo que más allá de ser entrenador, tienes que ser un buen guía; siempre trato de inculcarles valores porque algún día van a dejar de ser peleadores y tienen que ser buenas personas.
¿Qué es más importante: buena guardia o un buen golpe?
El boxeo es el arte de golpear sin que te golpeen. Hay que enseñarlos a que tiren ganchos al hígado, al estómago, a la vejiga; golpear es lo primero que se enseña a un peleador, pero lo más difícil es enseñar a defenderse, que te puedas parar enfrente del rival sin caminar hacia atrás, tendiendo una muy buena defensa con cintura, con bloqueo, fintas y todo eso.
¿En qué momento consideras que se encuentra el boxeo mexicano?
Creo que el boxeo mexicano se encuentra en una crisis, porque carecemos de valores. No sé si antes existían los robos, pero ahora existen más, de jueces sin escrúpulos que se sientan a calificar, los invitan a comer ciertas gentes y ponen lo que les da la gana en una papeleta, cuando un muchacho está dando la vida arriba del ring por ser un triunfador… y eso no se vale. Ese tipo de personas para mí son como los saqueadores, van matando poco a poco la ilusión del boxeador mexicano. Muchas veces tenemos que salir a noquear porque, aunque ganemos la pelea, no nos la van a dar, porque tenemos muy malos jueces.
¿Cómo ves la pelea del 6 de mayo entre Canelo y John Ryder?
Saúl es muy fuerte, es su fortaleza su gran cualidad, tiene fortaleza física y mental; con Ryder será una gran pelea, de choque, saben chocar; a Saúl le gusta pararse, topar, la gente vivirá una muy bonita pelea. El muchacho (Ryder) pelea muy bien, tiene calidad y se dará una gran pelea.
MGC