Emanuel Navarrete ansiaba volver al ring, pues luego de 10 meses sentía que su cuerpo ya le pedía guerra.
Luego de superar problemas contractuales, el campeón pluma de la Organización Mundial de Boxeo subió al ring del Casino Pechanga de San Diego, California, para superar al retador mexicano Eduardo Baez en una pelea que por momentos estuvo inclinada para el otro lado.
Navarrete, quien puso sobre la línea y por tercera ocasión la corona, se midió al número ocho del mundo según la WBO y encontró problemas para poderlo encontrar, además de que se resintió de la mano izquierda.
"La verdad que como los pronostiqué. Baez es bastante fuerte, nunca lo di por menos. Se complicó de más, no lo encontrábamos, pero llegó ese golpe. Fue un golpe muy mexicano, un gancho al hígado, no lo tengo muy bien hecho, pero salió muy bien", dijo en la entrevista posterior al combate, el peleador de San Juan Zitlaltepec, Estado de México.
Desde el tercer round, El Vaquero le dijo a su esquina que existía una molestia en la mano, pero para el sexto, con un Báez que estaba agarrando confianza y perdiendo el respeto, Pedro Navarrete - su primo y entrenador- le pidió que aumentara la ofensiva, pues se le estaba "subiendo a las barbas".
A pesar de la incomodidad, Navarrete siguió usando la mano izquierda e incluso el desenlace de la contienda llegó gracias a un gancho al hígado que tiró justo con esa mano.
"No muchos aguantan ese golpe. El tiempo fuera del ring fue mucho, volver a bajar después de tanto tiempo me costó. Eso hizo que se complicara la pelea”, abundó.
Navarrete descartó por el momento hablar sobre sus planes a futuro, aseguró que buscará tomar un poco de descanso después de una larga preparación para poder aclarar si permanecerá en 126 o subirá a 130 libras.
FCM