Carlos Fanta, un ex portero chileno que también se dedicó a la química farmacéutica, el periodismo y a la educación física, se convirtió en el primer árbitro en dirigir una final de Copa América; sin embargo, su principal papel en la competencia era de director técnico de la selección de Chile.
En la entonces Copa Sudamericana de 1916, Chile quedó en último lugar con un punto recaudado en un empate contra Brasil (1-1), además de dos derrotas ante Argentina (6-1) y Uruguay (4-0).
Ante la falta de árbitros disponibles para el torneo, los organizadores designaron a Fanta como uno de los réferis que estarían en la Copa Sudamericana, ya que en aquellos años era común que los directores técnicos tomaran el papel de árbitros en partidos que no fuesen de sus equipos.
El chileno pitó dos encuentros de aquella edición: el primero fue el empate entre Argentina y Brasil; y el segundo fue el de la Albiceleste contra Uruguay que definió al primer campeón de la competencia.
No obstante, el duelo entre charrúas y argentinos se suspendió debido a varios disturbios en las gradas del estadio de Gimnasia y Esgrima. Aunque el partido se pactó para el 16 de julio de 1916, Fanta lo pospuso para el día siguiente al ver que las gradas estaban en llamas.
Ya en el partido decisivo, ahora en el estadio de Racing, Argentina y Uruguay empataron sin goles, pero serían los últimos quienes serían los primeros campeones del torneo tras recaudar cinco puntos, mientras que los de la albiceleste se quedaron con cuatro.
Gracias a su performance en aquellos dos dos días históricos, Fanta volvió a ser árbitro de la Copa un año después, lo cual también le daría el reconocimiento como el mejor réferi de Sudamérica, aunque su esposa tuvo que vender el galardón debido a la crisis de 1929.
Su importancia en el deporte en Chile
Además de convertirse en el primer árbitro en pitar una final de Copa América, Carlos Fanta formó parte de varios momentos históricos en el futbol de su país.
En 1902, mientras estudiaba en el Internado Nacional Barros Arana fundó, junto con algunos profesores, el equipo que años después se convertiría en club Universidad de Chile. En 1925 fue designado como director honorario de Colo-Colo.
Un año después creó la Federación de Árbitros de Chile; creó y era presidente de la Asociación Nacional Obrera de Futbol, la Federación Sportiva Nacional de Chile y la Asociación Nacional de Futbol de Santiago y Valparaíso; también fungió como secretario del Comité Olímpico de Chile y ayudó a crear la Conmebol en 1916.
Más tarde, abandonó por unos años la burocracia para convertirse en periodista deportivo. Aunque volvería a retomar su papel como árbitro y silbó la primera final del futbol chileno profesional: el Magallanes se impuso a Colo-Colo por 2-1 el 5 de noviembre de 1933.
RGS