Recién absuelto por el caso de posible arreglo del partido Levante-Zaragoza del año 2011, Javier Aguirre puede concentrarse en Leganés totalmente, sin más distracciones. Hasta ahora solo ha podido obtener 5 de 15 puntos disputados, un nada satisfactorio 33 por ciento de lo disputado, saldo de una victoria, dos empates y dos derrotas, una con Barcelona y otra con Sevilla.
Pero de trabajos difíciles sabe algo el Vasco Aguirre; acostumbrado a las empresas difíciles, así lo vivió llegando a España en 2002, con Osasuna de Pamplona, y así lo vivió en México desde el primer día como entrenador en 1996.
“Fíjate tú que las dos experiencias que tuve en México con equipos fue Atlante y Pachuca, en las mismas circunstancias, entrando de relevo, cuando el campeonato estaba avanzado; con Ricardo La Volpe una vez y con Andrés Fassi otra. Y luego con Selección me pasó lo mismo, se fue el profe Enrique Meza y entré también en esas circunstancias y de mis cinco equipos que me ha tocado dirigir en España, en tres entré en esa circunstancias; entonces sí se más o menos qué es lo que hay que hacer”.
El paso exitoso de Javier por el Osasuna, al que salvó del descenso y calificó a Champions League, luego Atlético de Madrid, Real Zaragoza y Espanyol de Barcelona le han dado un nombre en el futbol europeo, pero no solo por eso el Vasco se ha dado a notar, mucho más por su estilo jocoso de hablar, de dirigirse a la prensa, el desenfadado modo de comunicarse.
“Desde que llegué aquí hace 17 temporadas, siempre hablé así, de manera muy natural, con mi forma de hablar, y da la sensación de que no era desagradable. Tampoco trato de frivolizar situaciones, ni mucho menos. Cuando hay que ponerse serios, soy el primero en ponerme serio y lo sé hacer. No hay problema. Siempre he tenido eso, que en algún momento se me escapa una palabra que en México usamos comúnmente y aquí de repente suena chistosa, o como dicen por acá, les choca y ya está. A eso le dan seguimiento, publicidad y las redes, ahora que abundan o abunda la gente, mejor dicho, en sus opiniones, y a partir de ahí sí que… Ya son muchos años, ya son muchas expresiones dichas, muchas leperadas y en este sentido pues esto, le hacen ruido y ya, al final lo que importa es lo de afuera (el futbol)”.
Recientemente Aguirre acudió a El Chiringuito, donde habló del “cabrón” de Neymar, a quien recordó por meterle cuatro goles en un Japón-Brasil, en Singapur: “Le daban de besos mis jugadores y yo ‘dale una patada’… Casi le pedían el autógrafo. Me metió cuatro goles, puta madre”. Así es Javier.
Y así como conecta con el público, conecta con los jugadores: “Hoy voy a Zaragoza y la gente me saluda muy bien, la afición del Espanyol me quiere mucho, con el Atlético tuve muy buena relación durante 3 años y bueno. En Pamplona, que fueron cuatro años maravillosos, conservo amigos en todos estos lugares. Tengo amigos, de verdad, entrañables fuera del terreno de juego y para siempre. Aquí estoy empezando la historia”.
¿Le sigue gustando el VAR?
“Sí, me sigue gustando, porque el otro día es gol legítimo del Barcelona, es gol legítimo; conforme al Reglamento: le pega a un jugador mío y le cae a Arturo Vidal, quien está a dos metros por delante y se va para adentro. Fíjate tú que si hubiera habido VAR en Sudáfrica, aquel gol de Argentina (Carlos Tévez) no hubiera contado, porque estaba dos metros por delante, pero no había VAR y se la dejamos al criterio de los árbitros, que son humanos como nosotros y se equivocan como nosotros. Y con el VAR, esta vez me afectó, si me afectó porque era. El árbitro levantó la bandera y fuera de juego, pero claro, le estaban diciendo: no. Le pegó al otro y nos se que, se acabó la historia. Me gusta mucho, me afectó, sí, pero otra veces seguro que… mira, en el primer partido con la Real Sociedad hay una mano de un jugador mío en el área, despeja mi portero y le pega a Martin Braithwaite y en el pasado era penal y el árbitro dijo no, el VAR dijo no, dale seguimiento, porque no hay intención. Y te lo digo, porque hablé con este árbitro, fui y le dije: oye… el árbitro que nos pitó contra el Barça en el campo estaba en el VAR de San Sebastián, me refiero al VAR con V. Le dije, oye por qué no pitaste penal y me dijo: porque no es Javier. ¡Me gusta el VAR! El otro también, el de la B. El de la V chica y el de la B grande, sí.
Hablando de tecnología, una es la que toca al VAR, la otra es la que se mete al vestuario, la de los teléfonos celulares, ¿qué piensa Javier Aguirre de éstos y cómo se relacionan los jugadores en la actualidad?
“Al futbolista, y a todos los jóvenes de este mundo que están 20 horas con el telefonito, como ese que está ahí, que no se entera de lo que estamos hablando (señala). Es así, porque estoy contigo y estoy hablando con otra persona o estoy en la camilla con los fisioterapeutas y en lugar de explicarle que me duele estoy con el x. En el comedor, que tenemos muy buen comedor, muy buenas mesas y estas comiendo y en lugar de estar: Cómo estás, cómo ves el partido del Sevilla? Yo qué sé. ¿A qué te dedicas, eres casado, tu familia? Conocernos un poquito más, está uno con el celular y el otro con el otro. Entonces, eso lo vemos, vas a un restaurante y hay familias de cuatro con el celular, que no se hablan. Tengo en mi teléfono todo, todos tenemos todo ahí no, se te pierde y se te va un poquito la vida. Pero hay momentos en los que no puedo estar hablando contigo y mandándole un mensaje a mi señora. En el vestidor sí que los dejo, no me gusta meterme a su vestidor es su espacio, pero en concentraciones, en charlas tácticas, en el viaje en autobús, en el estadio, en el vestidor del estadio, en el pre y post partido, sin celular. Si es una llamada urgente te sales, le escribes y te regresas”.
Y una anécdota: “1983-84. Ya llovió. En una pretemporada, Carlos Reinoso no quería que hiciéramos llamadas a casa y bajaba al conmutador y le decía a la señorita: desconéctame todos los cables de los jugadores, no quiero que hablen, porque te la pasabas ahí dos horas hablando por teléfono y además se te iba la lana, porque era una lanota la que pagabas”, finalizó.