En Barcelona, Diego Armando Maradona no solo es recordado por su genialidad en el césped, el calentamiento, lesiones o enfermedades. Para el bando de los blanquiazules basta escuchar su nombre para que la respuesta sea ‘La Venganza de Don Mendo’.
Fue en la temporada 1983-84 cuando el capitán del RCD Espanyol, Fernando Molinos, propuso a sus compañeros de equipo realizar una obra benéfica en pro a los niños del Hospital Sant Joan de Déu. Aceptada la iniciativa por la directiva perica, se decidió representar la comedia escrita a principios del siglo XX por Pedro Muñoz Seca, ‘La Venganza de Don Mendo’. La plantilla blanquiazul estaba lista, Thomas N’Kono, Mauri, Orejuela, Zúñiga, Tintín Márquez y hasta el mismo técnico Xabier Azkargorta tenía un papel en la puesta en escena, pero los pericos querían más, así que invitaron a la estrella del Barcelona, que sin dudarlo aceptó.
Diego, junto con toda la plantilla del Espanyol, subió al escenario un 14 de mayo de 1984 vestido de árabe, interpretando a Ali Fafez, un hombre malhumorado que aborrecía al cristianismo. Su intervención fue corta pero aplaudida, vista y recordada por toda Cataluña, así como su intervención días antes en la bronca campal en el Bernabéu en la final de la Copa del Rey entre el Barça y el Athletic, su último partido vestido de blaugrana.
Tres millones de pesetas se recaudaron aquella noche (18 mil euros), la noche que Maradona se sumó a las filas del Espanyol.