El día que Serena Williams encaró al hombre que le quiso robar

Fue en noviembre de 2015 cuando un sujeto tomó el teléfono celular de la tenista, quien reaccionó rápido y lo alcanzó, lo que le valió ovaciones de los comensales

Serena Williams ha demostrado su valentía dentro y fuera de la cancha (Reuters)
Ciudad de México /

Serena Williams es considerada como la mejor tenista de todos los tiempos y una de las deportistas más importantes en la historia. Pero no solamente brilla por su habilidad con la raqueta y sus rápidos saques, sino que también es una mujer de gran carácter que no se dejará intimidad ante cualquier persona, tanto en el ámbito deportivo como en otros de la vida.

Y justo vale la pena recordar cuando le intentaron robar su teléfono celular y ella se dio cuenta para encarar al ladrón. Fue el 3 de noviembre de 2015 cuando Serena Williams vivió “la cosa más loca que le ha pasado jamás” en la cena.

“Estaba degustando comida japonesa, deliciosa, por cierto, y un chico estaba a mi lado esperando de pie. Sólo éramos dos los que estábamos sentados en una mesa de cuatro personas hablando como si no nos hubiéramos visto en años”, relata la tenista recién retirada en su cuenta de Instagram.

Como si se tratara de un sexto sentido, la persona de pie no le generó confianza, por lo que prestó atención a todos los detalles. 

“Pero este chico seguía a mi lado y algo me dijo que debía vigilarle. Mi teléfono estaba en la silla y yo no me sentía cómoda. Llevaba mucho tiempo ahí”.

Si bien consideró que no debía predisponerse al pensamiento y podía tratarse de solo alguien que esperaba entrar al baño. Eso no evitó que ella siguiera alerta ante cualquier situación.

Y así sucedió. El sujeto se movió rápido y tomó el teléfono celular de Serena Williams.

“Miré la silla, dije algo así como ‘¡Dios mío, ese tipo se lleva mi teléfono!’. Pero reaccioné rápido, levantándome, comenzando a correr con un esprint que me llevó demasiado rápido hasta él (aunque tiré una silla o dos) y le tiré al suelo”, continúa la estadunidense, quien se salió del lugar para encararlo.

“Mirándole a los ojos le pregunté si lo había cogido accidentalmente, pero al ver su reacción vi que no podía renegar de mis acusaciones. Le di rápidamente las gracias y me marché”.

Una vez que volvió a meterse en el restaurante, todos los presentes comenzaron a ovacionarla por lo que había hecho. “Estaba orgullosa. Le mostré a cada hombre de la sala que puedo plantarles cara a los matones”, culminó Williams en su relato.

OMCS

  • Michel Cruz
  • oswaldo.cruz@milenio.com
  • Reportero en La Afición desde 2016. Egresado de la Licenciatura en Comunicación y Periodismo en la FES Aragón, UNAM.

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