Acabo de ver una película que me puso nostálgico porque se siente personal. Arranca con una escena en la que Ryan Gosling entra al set de una película de acción y dice: "Nos has visto en tus películas favoritas, nos golpean, disparan, explotan, atropellan, nos prenden fuego, y volvemos al día siguiente por más. Materializamos la acción en el cine; nosotros somos los dobles de riesgo."
Mi nombre es Damián “La Cobra” Vázquez. Soy mexicano, soy deportista y he sido doble de acción de Nicolas Cage, me han prendido fuego, he caído de edificios... Es decir, he hecho lo necesario física y mentalmente para que una película provoque emoción y adrenalina.
Por eso puedo decir que si la película Profesión Peligro se siente personal es porque justamente retrata mi mundo, un planeta en donde los héroes somos anónimos y dejamos que otros brillen. Y lo retrata de una forma acertada porque su director, David Leitch, conoce a fondo el mundo que explora: antes de ser director de John Wick, Tren Bala y Profesión Peligro, fue el doble de riesgo de Brad Pitt y Keanu Reeves.
Con esta película de acción que fusiona de forma natural y efectiva el humor y hasta el romance, Leitch me hizo recordar mis inicios y la razón por la que sigo aquí, arriesgando el físico para hacer que el cine parezca tan peligroso y espectacular como es la vida real. Aquí es donde el deporte y la preparación física juegan un papel crucial. Para ser un doble de acción, uno debe tener una condición física excelente, algo que se consigue con un entrenamiento riguroso y constante. La agilidad, la resistencia y la fuerza son indispensables para realizar escenas de riesgo que parecen imposibles.
Ver representado mi trabajo en una película como Profesión Peligro me provoca orgullo, ya que cada vez más productores y directores apoyan a los dobles de riesgo, como en esta ocasión que fue un stuntman el que brincó a la silla del director para plasmarlo. Vivir las escenas de acción de Profesión Peligro, me hicieron recordar lo fácil que parece y lo difícil que en realidad es.
Se necesita mucho entrenamiento fuera de las producciones para hacerlo ver sencillo, que ésa es nuestra función. Fue como ver a mi niño interior diciéndome todo lo que hemos pasado juntos, lo difícil que han sido nuestras circunstancias y que nos dieron la oportunidad de probar que somos los mejores, que no existe en ese momento otra cosa, otra prioridad, otra opción más que únicamente hacerlo bien.
La mayor parte del trabajo del doble de riesgo se realiza con la salud y el físico. Cuando esta se interrumpe o se va, uno toca fondo, muchas veces sin poder salir. Algunos con más convicción se reponen y siguen adelante, otros más buscan trabajos entre las sombras. Aquí es donde el deporte y la preparación física no solo son necesarios, sino vitales. Mantenerse en forma no es solo una cuestión de vanidad, sino una necesidad profesional. El cuerpo es la herramienta de trabajo principal y, como tal, debe estar en las mejores condiciones posibles.
La conexión más clara que sentí con esta película de Leitch es que uno intenta dar lo mejor de sí y muchas veces ese brillo molesto a otros e intentan sabotearte. La parte más difícil de la vida es sobresalir sin pisotear los sueños de los demás. En un mundo donde la adrenalina y el peligro son moneda corriente, soy un guerrero anónimo, dispuesto a darlo todo por el arte del cine. Y aunque mi nombre nunca aparezca en los créditos, sé que mi contribución es fundamental para hacer posible la magia del séptimo arte.
Así que aquí estoy, listo para enfrentar el próximo desafío, para seguir adelante con valentía y determinación. Porque ser un doble de riesgo es más que un trabajo, es una forma de vida. Y para mantener esa forma de vida, el deporte y la preparación física son esenciales, permitiéndonos enfrentar cada reto con la confianza y el vigor necesarios.
AVV