A pesar de ser una leyenda en la lucha libre, Adolfo Tapia, sigue siendo del barrio y para el barrio, y es que el ídolo de multitudes ha sabido mantener los pies sobre la tierra durante estos poco más de 30 años de exitosa trayectoria.
La clave para que a L.A Park no se le subiera la fama a la cabeza fue: “alejarme de los medios, no veo periódicos, noticias ni nada que tenga que ver conmigo, no quiero ver de qué tamaño está mi nombre. He visto como a muchos compañeros se les sube la ‘caca’ a la cabeza y andan como que todo el tiempo oliendo a ‘pedo’. Yo me di cuenta la fuerza que tenía mi personaje hasta el 2006 y fue ahí que me alejé de todo”, expresó el carismático gladiador.
Durante su andar por la plaza de Garibaldi, donde ya no estaba la banca en la cual él se dormía y la cual ahora tiene el museo del mezcal, el cual no estaba durante sus andares, Adolfo fue interceptado por un par de personas en situación de calle, quienes al verlo corrieron a saludarlo.
“Tú eres La Parka”, le dijeron con emoción y con aliento alcohólico, situación que no incomodó a Tapia, quien los abrazó y bromeó durante un par de minutos: “ya dejen el vicio” (risas) para posteriormente tomar su billetera y darles un dinerito, contexto que conmovió a los ‘chavos de la calle’, quienes comenzaron a llorar y agradecerle infinitamente el apoyo económico que les brindó.
Entre bendiciones y gritos de ¡L.A Park! de los pequeños que se acercaron a tomarse la fotografía del recuerdo, el gran Adolfo Tapia, L.A Park se retiro de aquel lugar donde “la sufrí, la perreé, la lloré y no tenía ni para tragar”.
ZZM