Todo aficionado al futbol tiene presente a José Guadalupe Cruz como uno de los grandes referentes en la historia del Atlante, club con que el jugó después de su paso por Coyotes Neza y donde forjó una gran historia que después continuó como director técnico, por lo cual, algunos deben pensar que debe su apodo de Profe, sin embargo, este se debe a que en su juventud fue maestro de escuela primaria.
Criado en el campo, en un grupo de 11 hermanos y educado en una escuela normal, José Guadalupe Cruz emigró a la Ciudad de México donde pudo ejercer la docencia en dos escuelas, la primera, ubicada en la delegación Magdalena Contreras y la segunda en Santa Martha Acatitla.
“Mi primera experiencia como maestro fue en la delegación Magdalena Contreras, no recuerdo el nombre de la escuela, pero era allá por lo último, por donde no había nada, una escuela de creación nueva y ahí llegamos jovencitos a dar clases”, compartió José Guadalupe en una charla con Javier Alarcón.
¿CÓMO LLEGÓ A SER MAESTRO?
La necesidad económica, el poder ejercer rápidamente la profesión de maestro, fueron los principales impulsos del Profe Cruz para llegar a las aulas.
“Los últimos tres (hermanos), cuando vimos la situación en casa, de mis papás separados, dijimos ‘vamos a ser maestros’ porque en cuatro años, a los 18 años, ya estás siendo maestro, ya tienes tu título y tu cheque. Ya no eres una carga económica para tu madre, entonces eso fue parte del por qué ser maestro”, dijo.
Ya en los salones, el ahora director técnico recuerda las marcadas diferencias económicas que había entre sus alumnos, a quienes siempre trató por igual y tratando de dejar un legado. Reconoce que aunque no fue el mejor maestro, tampoco se encontraba en el grupo de los peores; además, de ahí adquirió las bases necesarias para poder ser entrenador.
“Después, cuando ya estás en la docencia, yo ejercí muy poco, un año y medio, máximo dos años, pero cuando estás ahí y ves las caritas, algunas sucias, algunas no lavadas, otras lavaditas, algunos planchaditos y arregladitos pero algunos no tenían esa oportunidad. Yo no hice ninguna diferencia, me necesitan tanto unos como otros. Tuve grandísimas lecciones de estos niños, llegué a estar al frente de un grupo de primer año. Yo te lo digo honestamente, no fui el mejor maestro, pero tampoco estuve del grupo de los peores, me quise conservar donde realmente pudiera aportarle algo a los niños. Y esto de mi experiencia en el aula, me sirve y me ha servido mucho para ser entrenador”, reconoció.
¿CÓMO LLEGÓ AL FUTBOL Y QUÉ HIZO CON SU PRIMER CHEQUE?
Un día, cerca del estadio donde entrenaban los Coyotes Neza, una persona de intendencia lo invitó a hacer pruebas para intentar colocarse en el equipo: “se dio medio circunstancial lo de ser futbolista, no me lo puse en la cabeza, no fue uno de mis objetivos, a diferencia de ser entrenador, eso sí me lo propuse”.
Cuando comenzó a ganar más dinero fue a partir del salto al Atlante, donde José Guadalupe Cruz nunca olvidó sus raíces, el apoyar a su madre como una costumbre que desde la infancia le fue inculcada, por ello, todo su primer sueldo, se lo depositó íntegro a su mamá.
“Si no me equivoco, y no quiero pecar de mentiroso, pero íntegro (el cheque) se lo deposito a mi señora madre. Antes de que me viniera al DF, pues había que ayudarle a mi madre, cuando se separan mis padres, tenía unos 10 años, pero te forja de otra manera en el campo, yo no recuerdo haber escuchado a mi padre que me dijera o a mis hermanos ‘te quiero o te amo’, imposible, eso no existía. Entonces, yo a mi madre le ayudaba a vender limones, naranja, guayaba y flores. Cuando trabajé en una farmacia, en una verdulería y heladería, lo que yo ganaba lo llevaba a comprar pollo o pan y eso lo llevaba a la casa”.