Rafael Márquez es uno de los grandes futbolistas que ha dejado el balompié en nuestro país, no por ello fue cinco veces mundialista con la selección mexicana, donde en cada uno de los partidos que disputaba siempre destacaba.
El ex capitán del Tricolor brilló desde su debut y después de cuatro años con el Atlas partió de México para cumplir con el sueño europeo, llegando al Mónaco de la Ligue 1, país que no sabía dónde quedaba, pero lo más importante para él era emigrar al viejo continente.
“Pasó todo muy rápido, en el intermedio en un momento con Atlas me lesioné la rodilla y también estuve un poco fuera de las canchas pero regresando me tocó ir al Mundial Sub 20 con la selección, era Gustavo Vargas quien llevaba la selección y Manolo Lapuente nos acompañó, fue en Nigeria”, platicó en entrevista con Toño de Valdés.
Tras destacar, Lapuente llevó a Gerardo Torrado y a él a la Copa América del 99 en Paraguay con el Tri mayor, lo cual significaba su segundo llamado a este combinado nacional. Jugó ante Chile de Iván Zamorano, partido en el que estaba presente la gente del Mónaco porque iban a ver al andino Pablo Contreras.
Al finalizar el encuentro, los visores del Mónaco investigaron donde estaba el hotel de México, se acercaron a Rafa Márquez y le preguntaron si le gustaría ir a jugar a Mónaco, ya que estaban interesados en él.
“¿Dónde queda Mónaco?, ¿dónde es Mónaco? No sabía, era un ignorante todavía en ese entonces, pero yo tenía muy claro que quería irme a jugar a Europa”.
Cuando le explicaron que estaba en Europa aceptó la oferta y hablaron con el entonces presidente del Atlas que era Alberto de la Torre.
“Difícil la sociedad de Mónaco”
En su estancia con el equipo de la liga francesa le fue muy bien al Káiser, pues la ciudad es “como un cuento de hadas”, pero sí aceptó que la sociedad es algo complicada debido al estatus que manejan en este principado.
“Muy agradable la ciudad, difícil la sociedad porque es gente de mucho poder económico, es difícil entrar en esa sociedad si al final no eres o no tienes. Más bien hacía relaciones con la gente de los restaurantes, de las tiendas, de las afueras de Mónaco, pero bue una bonita experiencia”.
Pese a ello, Márquez conoció a la familia real, “el príncipe Albert era el dueño en aquel entonces del Mónaco. A nivel cultural vas conociendo gente, aprendiendo cosas, otras lenguas, pude hablar francés, italiano, inglés, catalán; el futbol me da muchas cosas”.
ZZM