Cuando Ayrton Senna murió el 1 de mayo de 1994 en el circuito de Imola, en San Marino, también nació la leyenda. Si bien el tricampeón del mundo ya formaba parte de un club de élite debido a su número de campeonatos, su fallecimiento le dio otra cara, y hasta la fecha algunos lo consideran como el mejor piloto del mundo.
Desde esa fecha han surgido diversas historias alrededor del sudamericano que, en su momento, fue el máximo representante de Brasil. Su talento le ayudó a destacar en un momento en que su país pasaba por una difícil situación económica y política, mientras que la selección de futbol, estandarte deportivo de la nación, no se encontraba en su mejor momento.
Pero a pesar de su carisma con los suyos, de las ayudas que dio en su país gracias a su fundación que permitió que muchos niños estudiaran o tuvieran alimento en casa, su compatriota Felipe Massa recordó para el portal Motorsport.com un capitulo no tan especial.
El ex piloto de Fórmula 1 y el último brasileño en haber liderado la clasificación del campeonato mundial de pilotos, revivió en una entrevista para el portal especializado como Senna le negó un autógrafo y como esto se convirtió en una lección para Michael Schumacher.
"Cuando era niño, desafortunadamente Senna me negó un autógrafo. Eso fue muy difícil para mí porque era un niño con el papelito en la mano junto con otros dos o tres que estaban conmigo. Me quedé sin el autógrafo de Senna y fue algo que tomé para toda mi vida. Llegué a la F1, logré ser un piloto de F1, logré correr en grandes equipos, como Ferrari, y siempre tengo a mucha gente pidiéndome un autógrafo”, dijo el sudamericano.
Para Massa, quien ahora compite en la Fórmula E, esta fue una lección que le transmitió a Schumacher cuando, en una ocasión, al salir de un restaurante en un pueblo cercano a Montmeló, España, en donde estaban para el Gran Premio de ese país, vio como el siete veces monarca del mundo se negaba a otorgar su firma.
“Cuando salíamos del restaurante, Schumacher se subió al auto y todo el pueblo estaba detrás de él. El conducía siempre…Había un niño pequeño con la cara pegada al cristal pidiendo 'por el amor de Dios, dame tu autógrafo, haz algo, abre la ventanilla'"
"Pensé que no era posible. Le di un codazo (a Schumacher) y le dije: 'Michael, por el amor de Dios, al menos para el niño. Hazlo, por favor'. Luego (Schumacher) miró, bajó la ventanilla, le dio el autógrafo al niño, lógicamente dio unos diez autógrafos más, y luego nos fuimos. Luego le conté la historia de lo que había sucedido (con Senna) y él disfrutó escuchándola", finalizó en su relato.
FCM