La decisión de los más importantes clubes europeos de futbol de crear una Superliga podría parecer novedoso, pero la realidad es que otros equipos en otro deporte de trascendencia mundial ya lo había intentado argumentando temas similares a los que hoy los grandes del futbol recurren.
El año de 2009 fue un momento de tensión de la Fórmula 1, como lo es cada que se debe firmar el Pacto de la Concordia, un documento que rige las reglas económicas y el camino a seguir en lo deportivo entre los equipos, los dueños del espectáculo y la Federación Internacional de Automovilismo.
Un año antes, el 29 de julio 2008, Luca di Montezemolo, cabeza del grupo Ferrari y un hombre experimentado en negociar no solo con empresas sino con el gobierno italiano, impulsó la creación de la Asociación de Equipos de la F1 (FOTA), un grupo que intentaría contrarrestar el poder de la FIA y de Bernie Ecclestone, dueño de la F1, y que tendría su primer reto tan solo seis meses después de su nacimiento.
¿Cuál era el problema?
Lo primero era la repartición del dinero generado por derechos de comercialización de la categoría. Ferrari, el único equipo que ha estado en todas las temporadas de la F1 exigía un pedazo mayor del pastel, pero también estaba en contra de algunas normativas que la FIA quería introducir y que ellos sentían iban contra sus intereses.
El punto más controvertido de la nueva propuesta de la FIA era establecer un límite presupuestario de 65 millones de dólares con la intensión de nivelar el campo de juego en un momento donde la crisis mundial ya había llevado a la desaparición del equipo Honda que decidió redirigir su presupuesto a la fabricación de automóviles de calle.
Los más ricos como Ferrari, Renault, Red Bull y Toyota no querían ver perdida su ventaja ni su inversión, las cuales iban en algunos casos por encima de los 300 millones de dólares anuales. El límite presupuestario afectaría cualquier ventaja que el dinero podría permitirles.
Luego de meses de negociaciones el 18 de junio de 2009, un día antes del límite para firmar el nuevo Acuerdo de la Concordia y asegurar la inscripción hasta 2022; la FOTA dio un anuncio sorpresivo. No solo no estaban de acuerdo con la propuesta de la F1 y la FIA, sino que además, decidían crear un campeonato paralelo.
“Los equipos no tienen otra alternativa que comenzar la preparación de un nuevo campeonato que refleje los valores de los participantes y los socios. Esta serie tendrá un gobierno transparente, un solo reglamento, alentará que haya más participantes y escuchará los deseos de los fans, incluidos precios más bajos, de los socios (patrocinadores) y otros importantes grupos de interés”, indicó la FOTA en su momento, argumentos que son similares a los de la Superliga.
“Los principales pilotos, estrellas marcas, patrocinadores, promotores y compañías que históricamente han estado asociadas con el máximo nivel del automovilismo estarán en esta nueva serie”.
Pero como en casi todas estas sociedades no siempre existe una unión eterna y los equipos Williams y Force India decidieron separarse de la FOTA para firmar el Pacto de la Concordia. Los ocho equipos restantes (Ferrari, McLaren, BMW, Brawn GP, Renault, Red Bull, Toro Rosso y Toyota), decidieron seguir adelante con su amenaza de crear un campeonato paralelo.
¿QUÉ PASÓ CON LA FÓRMULA 1?
Ecclestone, dueño de la F1, y Max Mosley, presidente de la FIA, acostumbrados a lidiar con esta clase de problemas advirtieron desde un inicio su respuesta inmediata argumentando que la FOTA solo tenía el interés de hacerse con el control de la categoría y que seguirían sin ellos.
Durante los siguientes dos meses se vivieron momentos de tensión e incluso llegó a correr en el paddock un calendario tentativo donde la nueva serie aseguraba pistas de gran trascendencia para el calendario de la F1.
¿CÓMO TERMINÓ TODO?
Pero el 6 de agosto de ese mismo año toda la discusión terminó. Los equipos de la FOTA, a excepción de BMW Sauber, firmaron un Acuerdo de la Concordia modificado con la F1. En el nuevo documento se eliminaba el tope de gastos a cambio de una serie de directivas que reducían los costos en áreas específicas, pero no en el presupuesto general.
Además, equipos como Ferrari, McLaren y Williams aumentaron las ganancias que la F1 les entrega por ser equipos históricos, pero el Cavallino Rampante también incrementó su tajada del pastel única, que hoy alcanza los 50 millones de dólares adicionales que ningún otro equipo recibe, por ser el equipo que ha estado en la F1 desde su primer año y que, algunos consideran, como la base de fanáticos de la categoría.
El grupo opositor de la FIA se disolvió en 2014 argumentando problemas económicos, injerencias externas y diferencias entre los integrantes. ¿Pasará lo mismo con los equipos que conforman la Superliga?