Llegó al Bayern Múnich con 13 años y con el paso del tiempo se convirtió en una estrella del futbol mundial. Bastian Schweinsteiger regresa mañana al Allianz Arena para despedirse de sus fans con un amistoso entre su actual equipo, Chicago Fire, y su antiguo club.
Considerado como una leyenda por los aficionados del Bayern Múnich, no hay otro lugar donde Schweinsteiger se sienta más en casa como la capital bávara y el club con quien logró el histórico triplete en 2013, al alzar la Bundesliga, la Copa Alemana y la Liga de Campeones europea.
En 2015 puso fin a su etapa en el Bayern y tras un infructuoso paso por el Manchester United, en 2017 fichó por el Chicago Fire. Ahora regresa a la ciudad de sus amores para recibir el homenaje que no le dieron cuando se fue.
A pesar de toda su historia, el ex internacional alemán de 34 años rechaza con modestia esa etiqueta. "No me siento como una leyenda", declaró el domingo en la rueda de prensa de cara al amistoso de este martes, donde fue recibido con rótulos donde se podía leer "Basti is back" (Basti ha vuelto).
Cerca de 75 mil aficionados del Bayern llenarán el estadio para despedir a su "dios del futbol" y verlo en la segunda mitad de nuevo con la camiseta del campeón alemán. Schweinsteiger no puede evitar la emoción por el duelo. "Estoy sencillamente feliz de estar aquí", comentaba con una gran sonrisa a los periodistas reunidos para la ocasión. "Pasé unos años maravillosos con el Bayern".
El actual jugador del Chicago Fire reconoce que es difícil saber cómo reaccionará ante tanta emoción y recuerda que en su adiós de la selección alemana, con quien se coronó campeón mundial en Brasil 2014, subestimó cómo reaccionaría. En ese momento no pudo controlar las lágrimas en su partido 121 como internacional. "No sé cómo de emocional será".
Un adelanto de cómo será esa noche se pudo ver ya este domingo con los dos mil aficionados que acudieron al Allianz Arena a ver el entrenamiento del Chicago Fire, muchos de ellos con camisetas con el número 31 de Schweinsteiger. El jugador se pasó más de una hora firmando autógrafos y tomándose fotos con sus fans.
En su tiempo en el Bayern, el centrocampista pasó de ser ‘Basti’ a ‘Schweini’ y forjó toda una personalidad que le ha llevado a recibir hoy la medalla del mérito de Baviera de manos del primer ministro bávaro, Markus Söder, quien lo alabó por ser todo un ejemplo a seguir.
Schweinsteiger disputó 500 partidos oficiales con la camiseta del Bayern desde su primer partido con el club alemán en diciembre de 2002, cuando salió en sustitución de Niko Kovac, actual entrenador del Bayern.
A lo largo de las 17 temporadas que vistió la camiseta del club ganó ocho campeonatos nacionales y siete copas alemanas. En 2015 se marchó a la Premier League para jugar en el Manchester United y dos años más tarde fichó para el Chicago Fire.
Los años en el extranjero ampliaron sus "horizontes". Casado con la ex tenista Ana Ivanovic con quien tiene un hijo de pocos meses, el jugador reconoce que ahora ve las cosas "de manera diferente a como las veía hace diez años".
"Bastian siempre ha sido un jugador en el que el Bayern podía confiar al cien por cien, que siempre tenía todo el corazón en el Bayern", afirmó el presidente Uli Hoeness, con quien mantuvo una buena relación el futbolista.
Con todos sus títulos y éxitos, la derrota más amarga fue quizás el mayor impulso en la carrera de Schweinsteiger. Perder la final de la Liga de Campeones en casa, en 2012, ante el Chelsea, donde fue el último jugador en fallar en la tanda de penales, le motivó y le dio fuerzas para lograr posteriormente el triplete, en 2013 y la Copa del Mundo un año después.
"Algo así como lo vivido el 2012 o rompe a los jugadores o los hace más fuertes que nunca", resumió Söder, gran aficionado al deporte rey.