El Clásico entre Barcelona y el Real Madrid ha dejado partidos que trascienden a la historia del futbol. Tal es el caso del 6-2 en 2009 o el 11-1 en 1943; sin embargo, existe otro juego que pasó a la posteridad: la Final de las botellas de la Copa del Generalísimo (hoy Copa del Rey) de 1968.
Los madridistas llegaban como como los favoritos a llevarse el trofeo, pues habían dominado el futbol español en la década de los sesenta; mientras que los Culés tenían ocho años sin ganar una Liga, la cual volvieron a conseguir hasta 1974.
A su vez, el Madrid venció al Sevilla, Zaragoza y al Celta de Vigo para clasificarse a la final. Por su parte, el Barca venció derrotó al Sporting de Gijón, Real Sociedad, Athletic Club y al Atlético en la semifinal.
Pero el partido de semifinal entre Blaugranas y Colchoneros marcó el inicio de la polémica, pues el árbitro Antonio Rigo Sureda, quien le anuló un gol al Atleti y marcó un penal dudoso al Barca, fue designado para pitar la final de la Copa.
Tras el incidente con los Colchoneros, diversos medios de comunicación dijeron que el club catalán le pagó el favor a Rigo con un chalet y un negocio en Palma, aunque el árbitro desmintió todo en una entrevista con diario AS en 2007.
Botella tras botella
El Estadio Santiago Bernabéu se preparó con pancartas para recibir al Barcelona. Muchos de ellos recordaban los acontecimientos de la semifinal contra el Atleti. "Rigo y la Federación quieren al Barça campeón", o "Catalanes, al Atleti les disteis la paliza, pero al Madrid ni con Rigo se la daréis", decían algunas lonas.
El encuentro comenzó. Apenas a los seis minutos del encuentro, el jugador azulgrana Rifé comenzó la ofensiva por la banda izquierda, llegó a línea final y mandó un centro al área que Fernando Zunzunegui, defensa madridista, intentó rechazar con la pierna derecha, pero el balón terminó al fondo de su propia portería.
Después del 0-1 al 6', los Culés atrasaron líneas y se dedicaron a retener el balón con posesiones largas, lo cual redujo las oportunidades de gol para los locales.
Al 63' Fernando Serena, jugador del Madrid, cayó sobre el área y tanto aficionados como futbolistas reclamaban penal, pero el silbante dejó correr la jugada. A partir de entonces, comenzaban a llover las botellas en contra del árbitro. Minutos después, otro supuesto penal, pero ahora sobre Amancio Amaro, no era marcado por el colegiado.
"¡Rigo campeón, Rigo campeón!", gritaba toda la afición del Bernabéu en contra del árbitro central.
Cada vez que un jugador del Barca hacía un saque de banda o un tiro de esquina, los envases seguían cayendo desde las tribunas. Incluso el guardameta azulgrana Salvador Sadurní tuvo que ocultarse entre las redes de su portería para evitar los golpes.
El réferi dio el silbatazo final y el Barca conseguía su Copa número 16 en su historia, gracias al autogol de Zunzunegui. Francisco Franco, jefe de Estado en aquellos años, entregó la Copa al capitán blaugrana, al mismo tiempo que miles de seguidores madridistas seguían lanzando botellas de vidrio al campo.
Después del encuentro, los estadios en España decidieron dejar de vender bebidas en botellas de vidrio y todo lo servían en plástico. Además, el partido sirvió como un antecedente para que en 1977 se pusieran rejas en las gradas, con el fin de evitar agresiones de los aficionados hacia los jugadores.
RGS