La sorprende historia de Carlos Volante, el jugador que le dio nombre a una posición de futbol

El mediocampista argentino tuvo un estilo tan destacado en el futbol de su país y de Brasil que los técnicos les pedían a sus pupilos jugar como él

Carlos Volante (Especial)
Ciudad de México /

Nacido en Argentina, pero ídolo en Brasil, Carlos Volante marcó la historia del futbol de una forma peculiar y se quedó en los libros de historia de este deporte como Pelé y Maradona no pudieron hacerlo, pues gracias a su calidad como mediocampista su apellido terminó nombrando una posición el balompié mundial.

Martin, como reza su segundo nombre, nació el 11 de noviembre de 1905, en Lanús Este, en la provincia de Buenos Aires, la capital argentina. Con sólo 17 años se unió a las categorías inferiores del equipo de su ciudad, donde destacó lo suficiente para ganarse un lugar en el primer equipo de ‘Granate’ y con ello debutar en Primera División en 1924.

Con su cuna futbolística solo pudo jugar 12 cotejos, debido a que fue convocado para al servicio militar de su nación, motivo por el cual fue obligado suspender su trayectoria, específicamente hasta 1926, año en que se vistió la casaca del CA General San Martín. Posteriormente tuvo breves pasos por Platense, San Lorenzo, Vélez, clubes que ocuparon su tiempo hasta 1930, pero donde tuvo poco brillo, por lo que se unió a Excursionistas de Belgrano un año más tarde y gracias a sus ocho encuentros jugados pudo realizar una proeza que ningún argentino había conseguido entonces.


El cuadro de capitalino fue el su último equipo en el continente americano antes de saltar el charco y formar parte de la primera 'camada' de pamperos que se aventuraron al futbol italiano, gracias la negativa de su compatriota José María Minella de sumarse al Napoli. Durante una gira de Gimnasia en Europa, el cuadro napolitano intentó fichar a Minella, sin embargo, éste se negó a la propuesta de llegar al ‘Calcio’, oportunidad de Volante no perdería luego que los directivos del club de Nápoles lo buscarán como segunda opción.

“En mi casa surgió una gran discusión, ‘que te vas, que no te vas’, y entonces decidí pedir una tontería para que los dirigentes del Napoli me dijeran que no. Inesperadamente aceptaron, y así empezó mi historia en Europa”, relató Carlos en 1946 para el diario de su país ‘El Gráfico’.

Volante se convirtió en el primero argentino que defendió el escudo del Napoli, pero sin saberlo también comenzó una historia de percusión y pesadilla Enel viejo continente.

La aventura en Europa y la persecución de la guerra

Volante jugó tres años en Italia, uno en cada equipo. Primero destacó con el Napoli, luego se incorporó al Livorno y cerró su etapa en el Calcio con la camiseta del Torino, sumando así aproximadamente 73 partidos, según distintos registros, en el balompié italiano.


Durante su trayectoria en el futbol del país de la bota, el pampero contrajo nupcias con María Luisa, una mujer de la aristocracia italiana, hija de un diplomático y ante la guerra, así como por las intenciones del ejercito fascista de Benito Mussolini de reclutarlo, huyó por la frontera de suiza rumbo a Francia, país donde pudo alargar su carrera.

Ya en tierras francesas, en 1934, fichó por el Rennes para posteriormente jugar con el entonces Olympique Lillois (Hoy Lille) y luego finalizó su etapa en dicha nación con el Athlétique de París. Pero la verdadera urgencia del mediocampista era salir de Europa por las consecuencias de la Guerra Mundial y los intentos sumarlo a fuerzas armadas.

Brasil, su boleto de regreso y donde se hizo ídolo

Para la Copa del Mundo de Francia 1938, Carlos Volante consiguió sumarse a la selección de Brasil con el objetivo de regresar al continente de América, por lo que fue masajista, de acuerdo con varios relatos, del combinado. Gracias a su labor, el jugador pudo volver a tierras americanas, pero en Brasil, donde se convirtió en figura con el Flamengo.

En 1938, tras su llegada a suelo brasileño, firmó con el club Mengao donde vivió su época de oro y gloria. Gracias a sus marcadas cualidades destacadas como mediocampista, Carlos se adueñó de una nueva función táctica en el terreno de juego que sorprendió al futbol carioca con un Flamengo que cautivó gracias al argentino.


Fue precursor del mediocampista único en el centro del campo y como el eje del futbol del Flamengo y con ello se consagró campeón en tres ocasiones (1939, 1942, 1943), sin embargo, sus aportaciones van más allá de tres trofeos de Liga brasileña.

Su rendimiento sorprendió tanto que los estrategas que lo conocieron y lo vieron jugar optaron por una indicación para sus futbolistas: “Párate como Volante, juega de Volante”. Su apellido se extendió por todo Brasil y toda Latinoamérica lo usó como referencia para hablar de las tareas de un mediocampista que juegue en el centro.

Tras toda una aventura en América y Europa, colgó los botines llenos de gloria en 1943 para comenzar su carrera como director técnico, aunque no fue tan destacada como dentro del campo. Dirigió a su natal Lanús, Internacional de Porto Alegre, Vitória y al Bahía, club con el que ganó el Campeonato de Brasil en 1959.

Volante volvió a Turín con su familia en a finales de la década de los 80 y en 1988 falleció dejando su apellido en la historia del futbol.

MGC

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