El Arsenal conquistó este jueves el estadio San Paolo napolitano, al doblegar 0-1 al Nápoles en la vuelta de los Cuartos de Final de la Liga Europa, tras imponerse por 2-0 en la ida, y ya está en semifinales, donde se verá las caras con el Valencia.
Una falta directa marcada por el francés Alexandre Lacazette en el 35, en el mejor momento del Nápoles, sentenció la eliminatoria y abrió el camino al Arsenal del técnico español Unai Emery para su segunda semifinal de Liga Europa consecutiva.
De la mano de Emery, triple campeón de la Liga Europa con el Sevilla, al Arsenal ya le falta un solo paso, la semifinal contra el Valencia, para sellar el billete para la final de Baku, en un año que puede darle a los Gunners un trofeo europeo que les falta desde la Recopa de 1994.
"Lucha y gana" era la pancarta exhibida por los 50.000 aficionados del Nápoles para animar a su equipo hacia una hazaña europea, pero el cuadro del técnico Carlo Ancelotti se midió con un Arsenal agresivo y con las ideas claras.
El suizo Granit Xhaka, alineado de titular para reforzar defensivamente el centro del campo, dio equilibrio, geometría y músculo al equipo de Emery, que negó la posesión al Nápoles y que dominó el primer cuarto de hora, estableciéndose en la mitad de campo napolitana.
Un dominio inglés que trató de romper el defensa senegalés del Nápoles Kalidou Koulibaly, con un gran recuperación defensiva y un carrerón de 70 metros para ofrecer al español José Callejón el balón de la posible ventaja. El exmadridista remató con la derecha, pero el meta checo Peter Cech repelió el balón con un pie.
Los hombres de Ancelotti cogieron coraje, pero les faltó pegada. El polaco Arkadiusz Milik, al que fue anulado un gol por un controvertido fuera de juego en el 23, desperdició una enorme oportunidad en el 28, al cabecear fuera por varios metros un centro de su compatriota Piotr Zielinski.
Pudo cambiar la dinámica de la eliminatoria, ante un Arsenal que perdió además por lesión al galés Aaron Ramsey. Pero el error de Milik no tardó en pasar factura.
En el 35, el conjunto de Emery obtuvo una falta directa desde los 20 metros. Lacazette golpeó fuerte buscando el poste de Meret y sorprendió al meta italiano (0-1). Silenció al San Paolo y permitió al Arsenal poner pie y medio en semifinales, ya que al Nápoles le hacían falta cuatro dianas para poder pasar.
Fue un golpe psicológico para el Nápoles. Ancelotti intentó reforzar la delantera tras el descanso con el belga Dries Mertens, pero su equipo estaba dolido y solo un milagro de Meret evitó el segundo tanto del gabonés Pierre Emerick Aubameyang a los tres minutos.
Tras salvarse de esa ocasión, el cuadro local tiró de orgullo y buscó la igualada. Lo hizo con esfuerzo, pero sin poner particularmente en apuros a la zaga inglesa y su frustración iba aumentando.
Llegó a la cumbre a la hora de juego, cuando el capitán, Insigne, fue sustituido por el alemán Amine Younes. El italiano abandonó el campo recibiendo pitos por una parte de su hinchada. Dio la mano a Ancelotti, pero mostró a continuación su enfado y decepción, al golpear una botella y al quedarse varios minutos sentado en el suelo, al lado del banquillo.
El Nápoles controlaba el balón, pero ya no creía en la remontada, ante un Arsenal que se defendía con orden, animado por los gritos de Emery, siempre muy activo al límite de su área técnica para dar indicaciones a sus jugadores.
Con una prueba autoritaria, protagonizada además en uno de los campos más difíciles de Italia, el Arsenal puso rumbo a las semifinales por segundo año consecutivo. El curso pasado el cuadro inglés se rindió ante el Atlético Madrid, que se coronaría como campeón en la final contra el Marsella.
JAGL