Nacido un 23 de agosto de 1910 en Milán, la infancia de Giuseppe Meazza no fue una sencilla, pero si algo tenía claro desde pequeño era su pasión y por lo mismo se hizo su propio balón a base de trapos. Su padre había fallecido en la primer Guerra Mundial en 1917 y su madre no era adepta del futbol.
Se dice que hasta le escondía el único par de zapatillas que tenía, pero tras una huelga de hambre Giuseppe pudo inscribirse en las inferiores del Gloria FC. A los 14 fue rechazado por el Milan, debido a su delgadez, sin embargo entró a las juveniles del Internazionale. El resto es historia. Debutó con 17 años y se quedó 13 temporadas con el club de Lombardía, mismo con el que se retiró en 1947.
Ganó tres Scudettos y fue tres veces máximo anotador de la liga italiana. Un delantero histórico que por supuesto con la Azurra no se quedó atrás. Con 262 goles es el segundo máximo goleador del combinado nacional, liderando al equipo hacia el bicampeonato mundial. Italia 1934 y Francia 1938 en su palmarés. Tras su retiro fue también entrenador aunque no brilló por igual.
Falleció a los 69 años de cáncer y el país enteró lo lloró, pues se despedía su más grande leyenda. Su legado no se ha vuelto a repetir, pero perdura su nombre en el Estadio Giuseppe Meazza, casa del Milán y del Inter de Milán, pues en marzo 1980 ambos equipos decidieron renombrarlo de San Siro en honor a la leyenda local y primer fenómeno nacional.
RGS