El capitán de Boca Juniors, Pablo Pérez, uno de los más afectados por la agresión que sufrieron los jugadores del Xeneize por parte de hinchas violentos de River Plate el sábado antes del ingreso al estadio Monumental, dijo que la gente "estaba loca" y que si llegaban a ganar podían matarlo.
"No puedo ir a una cancha donde no me brindan seguridad. ¿Qué pasaba si jugábamos y ganábamos? ¿Quién me saca de ahí? Si la gente estaba loca antes de entrar imagínate si les dábamos la vuelta en su cancha... ¡me matan! No voy a jugar en una cancha donde puedo morir", dijo Pérez tras salir de una clínica privada, donde le revisaron la lesión que sufrió en el ojo izquierdo.
"Es una vergüenza lo que pasó. Tengo mi señora y tres hijas. La mayor me abrazó cuando llegué a casa y estaba llorando. Uno no puede jugar de esta manera, esto no puede pasar más", añadió.
El capitán de Boca Juniors aseguró que ningún médico de la Conmebol lo revisó o se preocupó por su salud tras la agresión.
"Nunca, repito, nunca me vinieron a ver. (Un médico) fue al vestuario y firmó un papel diciendo que yo estaba en condiciones (de jugar), y no veía nada. No me vino a ver ni al hospital, jamás me revisaron. No vino el médico de la Conmebol, debe tener alguna orden de que no me viniera a ver. Si a mí me sacan el ojo, no me lo paga nadie", precisó.
Pérez aseguró que el autobús recibió piedrazos "hasta la puerta del estadio" y que los vidrios estallaron.
"Apenas salimos del portón en la ambulancia, yendo al hospital, seguían tirando piedras y lo pueden decir la enfermera y el conductor", precisó.
"Estoy muy triste por la gente de River, porque hay gente que no tienen nada que ver. Se están fumando todo esto. Me da tristeza por la gente de Boca, de River, por el espectáculo", concluyó.