El francés N'Golo Kante, centrocampista del Chelsea, fue declarado mejor jugador de la final de la Champions League en la que su equipo logró su segundo título al imponerse por 1-0 al Manchester City.
De nuevo el internacional galo, como en las rondas precedentes, dio una exhibición física y futbolística para afianzar a su equipo en Do Dragao y formó una gran pareja en la medular con Jorginho, según los observadores técnicos de la UEFA John Peacock y Patrick Vieira.
Kante releva en el palmarés de este premio a su compatriota Kingsley Coman, extremo del Bayern Múnich, elegido el mejor de la pasada final.
No obstante, Kanté fue seleccionado MVP en la ronda de octavos de final cuando vencieron al Atlético de Madrid, en la semifinal frente al Real Madrid y ahora en la final, ante el Manchester City.
DIFÍCIL INFANCIA
El cariño que ha ganado el futbolista francés a lo largo de los últimos años se origina de muchos aspectos; uno de ellos -además de su calidad como futbolista- es su humildad, pues es sabido que N'Golo no tiene una vida tan extravagante como otras estrellas europeas e incluso hace poco se mostró jugando videojuegos con sus fanáticos.
Kanté tuvo una infancia difícil, pues a los 11 se murió su papá y entre los nueve hermanos tuvieron que redoblar el trabajo como chatarreros para poder vivir. El futbol lo salvó.
El Boulogne -de la tercera división- fue el primero en arroparlo, después el Caen de la Ligue 2.
Más tarde, en 2015 Claudio Ranieri se lo llevó al Leicester, donde protagonizó una gran temporada ganando el título; posteriormente, el Chelsea lo compró por 30 millones de euros.
Su mayor logro se dio en el Mundial de Rusia 2018, donde se coronó campeón con Francia siendo parte clave de la selección; ahí también ganó el reconocimiento y cariño de miles de aficionados alrededor del mundo.
Ahora, levantó la orejona con los Blues -la segunda en la historia del Chelsea- y fue MVP de la final. Ya es considerado por muchos como uno de los grandes ídolos de los últimos años.
FCM