Mucho se habla del trabajo de los árbitros durante los partidos de futbol: por sus decisiones, su actitud o las polémicas que éste pueda llegar a generar. Sin embargo, existe una historia bastante peculiar que tuvo lugar en los suburbios de Londres en el año 1998, cuando un silbante se autoexpulsó.
Melvin Sylvester, conserje de escuela, de 42 años, dirigía en Londres un partido recreativo entre Southampton Arms y Hurstbourne Tarrant British Legion en la Liga Dominical
El encuentro no fue nada sencillo, pues el silbante fue cuestionado y recriminado por cada una de sus decisiones en el partido, hasta que llegó un momento en que perdió la cabeza cuando el jugador de 27 años, Richard Curd, lo empujó y el colegiado tomó esto como una provocación abierta, por lo que respondió con un golpe.
"Lo golpeé varias veces después que me empujó desde atrás y me insultó. No lo pude aguantar", mencionó. Sylvester dice que se sacó la tarjeta roja a sí mismo y se autoexpulsó debido a sus acciones. Cedió la batuta al cuarto árbitro del encuentro.
Melvin recibió una sanción de seis semanas de inactividad además de una multa por 20 libras. Sylvester consideró que las autoridades que le impusieron el castigo actuaron a favor del jugador, pues no tomaron en cuenta la situación en su totalidad.
FCM