Con un gol de cabeza del central neerlandés Nathan Aké el Manchester City hizo suyo el duelo del Etihad ante el Liverpool (3-2), una exhibición de buen futbol, vertical, de ritmo alto, goles y alternativas que terminó por amarrar el conjunto del español Pep Guardiola para lograr el acceso a los cuartos de final de la Copa de la Liga inglesa.
El primer gran duelo del futbol de la Premier, el choque entre los dos equipos más laureados de la competición, tras el parón por el Mundial ofreció un estupendo espectáculo entre dos equipos desatados, sin freno y sin descanso empeñados en la conquista del objetivo.
No dio la sensación de haber estado detenido el juego en Inglaterra. No hubo falta de ritmo ni de tensión. Todo lo contrario. Nadie regaló nada. E incluso en el tramo final, la tirantez fue evidente entre los jugadores.
No hubo tregua en el duelo entre los dos dominadores del fútbol inglés en los tiempos recientes. Diez minutos tardó Erling Haaland en abrir el marcador. El noruego, ávido de fútbol, llevó a la red un centro desde la izquierda del belga Kevin De Bruyne.
Daba la sensación de que el choque estaba bajo el control del City pero nunca se arrugó el Liverpool que ya había amenazado la meta local en varias ocasiones. Empató en el veinte, cuando una conducción de balón de Joel Matip encontró desmarcado a James Milner. Recibió, giró y vio a Fabio Carvalho en buena posición, dentro del área. El portugués recogió el centro y efectuó un tiro que superó al meta alemán Stefan Ortega.
Ilkai Gundogan pudo marcar para el cuadro de Guardiola pero Coimhin Kelleher salvó con el pie. También el uruguayo Darwin Núñez y Harvey Elliot para los reds pero no hubo puntería.
Los goles llegaron tras el descanso. A los dos minutos de la reanudación un centro largo de Rodri propició un control perfecto de Riyad Mahrez. El argelino recortó a su marcador, se plantó ante el portero y cruzó el balón hacia la red.
Tardó un minuto en responder el Liverpool. Superó la presión alta de los citizen y emprendió a la carrera un ataque que terminó en gol. Harvey Elliott envió un balón largo a Darwin Núñez que, por la izquierda, en carrera, envió al área, con el portero descolocado, Mohamed Salah empujó la pelota a la puerta vacía.
Todo podía pasar en el Etihad. Hubo alternativas para ambos, desatados, a toda pastilla. Fue en una acción a balón parado que contó con la inspiración de De Bruyne como se desniveló el apasionante duelo. Un córner en corto, una combinación entre Cole Palmer y De Bruyne que envió un certero centro al segundo palo por donde entró Aké y, de cabeza, volvió a superar a Caomhin Kelleher para hacer el tercero del City que al final supuso la clasificación.
Darwin Núñez tuvo el empate en el último cuarto de hora cuando enfiló la portería local. Pecó de individualista el uruguayo que decidió no centrar a Alex Oxlade Chamberlain, mejor colocado, y optó por tirar, escorado. Se marchó fuera el tiro y las opciones de su equipo decayeron.
MGC