Nada tiene que ver el Liverpool del pasado con el actual, inconsistente y en manos de llamativos errores defensivos y vulnerable como en el estadio Diego Armando Maradona, donde fue claramente superado por un Nápoles inspirado en la primera jornada de la Liga de Campeones.
Salió malparado de Italia el subcampeón del torneo. El equipo de Jurgen Klopp demostró que la inestabilidad con la que ha iniciado en la Premier no es una cosa puntual, de unos pocos partidos. En la competición continental, en la que se ha lucido en los últimos años, fue puesto en evidencia ante un adversario al que le bastó con el orden, la velocidad y el acierto. No es poca cosa.
El daño pudo ser mayor antes del descanso que alcanzó ya el Liverpool con tres goles de desventaja. A los tantos de Pietr Zielinski, Andre Frank Zambo Anguissa y Giovanni Simeone se le pudo haber añadido un penalti que ejecutó Victor Osimhen que detuvo Alisson.
Fue un querer y no poder del Liverpool que ha perdido la consistencia de antaño. Joe Gomez y Virgil Van Dijk quedaron claramente señalados. Incluso la fiabilidad habitual de Trent Alexander Arnold y Andrew Robertson fue puesta en entredicho. También la de Fabinho, superado siempre por la aceleración italiana.
No tuvo recursos el Liverpool para tapar los espacios que dejó a su rival que abrió el marcador a los cuatro minutos cuando un disparo de Zielinski dio en la mano de James Milner. El VAR lo advirtió al árbitro español Carlos Del Cerro Grande. El polaco no falló y abrió la cuenta italiana.
Al cuarto de hora, Virgil Van Dijk pisó a Victor Osimhen dentro del área. No pasó por alto la jugada para el vídeo que advirtió al juez del partido. Fue el nigeriano el que ejecutó el penalti que detuvo Alisson. Respiró el Liverpool que emprendió un dominio ficticio aunque se descosía cada vez que salía a la contra su rival.
Van Dijk sacó bajo palos un disparo de Khvicha Kvaratskhelia a la media hora después de un robo de balón de Osimhen a Joe Gomez. Pudo ser el segundo que llegó a continuación. Volvió a fallar el central y una pared entre Zielinski y Andre Zambo Anguissa terminó con un buen tiro del camerunés a la red.
Y el tercero fue al borde del descanso con una jugada individual de Kvaratskhelia que terminó con un pase a Giovanni Simeone, que minutos antes había sustituido al lesionado Osimhen, que marcó a puerta vacía.
Klopp agitó el banquillo. Como era de esperar quitó a Joe Gomez y dio entrada a Joel Matip pero nada salió después como esperaba. En la primera que tuvo el Nápoles agrandó el marcador. El cuarto llegó con un disparo de Zielinski, una parada de Alisson y el rechace recogido por el polaco que con suavidad elevó la pelota a la red.
En un arranque de rabia acortó distancias el Liverpool. Fue Luis Díaz que alargó metros con el balón y en la frontal disparó raso, colocado, para batir por primera vez a Alex Meret.
Fue el colombiano el que más puso de su parte para paliar el sonrojo de su equipo. Permaneció en el campo en el carrusel de cambios establecido por Klopp a la hora de juego y que afectó a Mohamed Salah y Roberto Firmino, desaparecidos, que dejaron su sitio en el campo a Darwin Núñez y Diogo Jota. En el mismo minuto, el 62, reapareció Thiago Alcántara. Sustituyó a James Milner.
Cercó el área del Nápoles el Liverpool. Por impulso y porque el once de Luciano Spalletti le permitió. Retrasó líneas y las juntó. Y se prodigó menos al ataque. No encontraron los reds un nuevo tanto que les metiera en el partido para intentar evitar un nuevo revés y un panorama distinto en Champions al que había proyectado.
MGC