Silvio Berlusconi y el AC Milan, 30 años de abundancia y de títulos

El ex presidente y ex propietario del equipo Rossoneri los llevó a lo más alto del futbol mundial, con quien levantó 29 títulos.

Silvio Berlusconi y el AC Milan, 30 años de abundancia y de títulos (AP)
Agencia AFP
Roma, Italia /

Silvio Berlusconi, fallecido este lunes a los 86 años, era el "primer tifoso" del AC Milan, club que dirigió durante tres décadas y en el que edificó uno los mejores equipos de la historia a base de estrellas fichadas a precio de oro.

Para el antiguo primer ministro italiano, propietario desde 2018 de otro club de la Serie A (Monza), el AC Milan fue una pasión que nunca ocultó, pero también una eficaz herramienta de comunicación al servicio de sus negocios económicos y de su carrera política.

"Es un vacío que nunca podrá llenarse", reaccionó el Monza, mientras el Milan homenajeó la memoria de su "inolvidable' ex presidente. El entrenador del Real Madrid Carlo Ancelotti, antiguo jugador y antiguo técnico del AC Milan, expresó su "agradecimiento infinito al presidente".

Durante los 31 años de reinado del Cavaliere (entre 1986 y 2017, con algunas pausas mientras fue jefe de gobierno), el club rossonero levantó 29 títulos, entre ellos cinco Champions League y ocho Scudettos.

El Milan era en aquella época un ogro del futbol mundial, bajo las órdenes de entrenadores como Arrigo Sacchi o Fabio Capello, ganador de la Liga de Campeones en 1994 aplastando al Barça en la final (4-0).

Fueron años en que el firmamento de San Siro estaba repleto de estrellas: los italianos Franco Baresi, Paolo Maldini y Andrea Pirlo, los neerlandeses Marco Van Basten, Ruud Gullit y Frank Rijkaard, pero también Jean-Pierre Papin, George Weah, Andrey Shevchenko, Clarence Seedorf, Ronaldinho o Zlatan Ibrahimovic.

Ruud Gullit lamenta la muerte de Berlusconi (Instagram @ruudgullit)

Balones de Oro en Milan con Berlusconi

Gullit, Van Basten, Weah, Shevchenko y Kaká ganaron el Balón de Oro durante su paso por el club.

Pero ese éxito tenía un precio. En una época en que los jugadores no solían cambiar frecuentemente de camiseta y atravesar fronteras, Silvio Berlusconi fue un pionero al reivindicar el "futbol negocio", multiplicando los traspasos rutilantes.

En los años 2000, el Milan ganó dos nuevas Champions League, y dejó escapar una tercera después de ir ganando 3-0 al descanso contra el Liverpool, en 2005. Pero la riqueza de Berlusconi no fue suficiente para atraer a las mejores estrellas cuando aterrizaron en Europa accionistas aún más poderosos procedentes de Estados Unidos, Asia, o el Golfo.

La bonita historia, nacida en 1986 con la compra de un club al borde de la quiebra, finalizó en 2017 con la venta del club a un empresario chino por más de 700 millones de euros (sobre 753 millones de dólares).

Último reto de Berlusconi en Monza

Lastrados por las deudas considerables, el club pasó el año siguiente a manos de un fondo de inversión estadunidense, Elliot, que lo revendió el pasado verano a otro fondo, RedBird Capital, por  mil 200 millones de euros, luego de haberlo llevado al título de la Serie A en 2022.

Al dejar el Milan, Berlusconi explicó que "el futbol moderno implica para ser competitivo al más alto nivel europeo y mundial inversiones y recursos que una familia sola no puede asumir".

Aunque permaneció como "el primer tifoso" del club rossonero.

Pero el patrón de Finivest no había terminado su recorrido en el futbol. En 2018 compró el Monza, un equipo que estaba entonces en Tercera División, con la idea de llevarlo por vez primera a la élite. Como hiciera en el Milan, confió la gestión a su histórico brazo derecho, Adriano Galliani, nativo de Monza.

Ayudado por las inversiones de Berlusconi, el Monza, cuyo estadio está a diez minutos de la mansión de Berlusconi, en Arcore, llegó a la Serie A en cuatro años y esta temporada logró holgadamente la permanencia.

El pasado mes de diciembre, Berlusconi sufrió un patinazo verbal al prometer a sus jugadores, en plena comida de Navidad, "un autobús de prostitutas" para motivarles.

"Una simple broma de vestuario", se excusó el incorregible Berlusconi ante el escándalo general.


ZZM


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