Lleva el balón pegadito al pie o a la cabeza, lo toca con delicadeza, porque su arte depende de que la redonda no caiga al suelo, de eso ha hecho su modo de vida, eso le ha permitido trascender, llegar a sitios en los que jamás hubiera soñado y ser conocido. Es Abraham Muñoz, conocido como Soccerman, un tipo de 47 años que ha encontrado en el Freestyle una manera expresión.
Hoy, Abraham da exhibiciones, conquista récords mundiales y Guinness. Radica en Chicago, tiene un negocio de construcción, cuenta con doble nacionalidad; sin embargo, no lo ha tenido fácil, pues antes de ser una figura reconocida dejó Zinapécuaro, su pueblo natal en el estado de Michoacán.
Dice que él creía tener el talento para trascender en algún equipo de Primera División, pero ninguno le dio esa chance. “Toqué muchas puertas, desafortunadamente en México es muy complicado que se te dé la oportunidad, cuando se cerraron las puertas tuve que buscar otras oportunidades, ya estaba grande, tenía como 15 o 16 años y la única forma de seguir mi sueño fue dominando el balón”, cuenta en entrevista con MILENIO-La Afición.
De Zinapécuaro a Chicago
Ante la falta de oportunidades tuvo que migrar, Abraham miró hacia el norte, emprendió el viaje hacia Estados Unidos, pero lo hizo sin papeles, y vivió en carne propia lo que otros migrantes cuando la patrulla fronteriza los detiene y regresa para el país, pero no desistió.
“Michoacán es un estado que ha tenido mucha migración, yo salí desde los 14 o 15 años; me fui porque tenía la intención de sobresalir, pero no se abrieron las puertas, al contrario, cada puerta que tocaba se cerraba, me sentí muy desilusionado, no se me dio el apoyo y me tuve que ir a Estados Unidos de mojado, me agarró dos veces la migra, me deportaron y de nuevo lo intenté, lo logré porque antes no había el sistema que hay ahora con las huellas dactilares”.
Abraham picó piedra, pero alguien vio su talento con la pelota y ahí le llegó la oportunidad que deseaba y a partir de entonces todo cambió, logró asentarse en EU y echó raíces, sin dejar de dominar la pelota.
“Cuando llegué a Estados Unidos se me acercó un argentino llamado Fernando Fiore, él tenía su propio programa de televisión y a partir de ahí empecé a dar exhibiciones en los estadios para los patrocinadores y ahora estoy recibiendo los frutos. Fue un reto para mí, pero siempre con la ilusión de querer sobresalir. Ya soy ciudadano americano también, tengo un negocio de construcción y a mis 47 años tengo muchas marcas mundiales y vamos por más”.
Récords y retos
Soccerman posee más de 15 récords, ya sea mundiales o Guinness, algunos de ellos han sido logrados en competencias de mucha relevancia como el Maratón Internacional de la Ciudad de México.
“Ese es uno de los récords que me han llenado de más satisfacción, ese récord le pertenecía al doctor Jan Skorkovsky que lo hizo en el maratón de Praga en 7 horas 18 minutos y 55 segundos, yo lo hice en 5 horas 41 minutos y 52 segundos, lograr ese récord en la ciudad de México fue espectacular”, comentó
El pasado fin de semana, Abraham cumplió con otro récord, subió los 720 escalones de la Torre Latinoamericana sin que la pelota cayera al piso, tenía como meta subir y bajar en menos de 40 minutos y lo realizó en 30 minutos y 12 segundos.
“Logramos subir con mucha dificultad, porque íbamos tomando ritmo, después de los 7 minutos tomamos un buen ritmo, logramos dos marcas mundiales, subir era una (18 minutos y 51 segundos) y bajar era otra”.
En este 2022, Soccerman pretende alcanzar más retos, uno de ellos será subir el edificio más grande del mundo, el Burj Khalifa (Dubái) y sus 2909 escalones. También pretende correr un medio maratón en menos de dos horas y 20 minutos sin que el balón toque el piso y, por supuesto, otro que aún no define, pero tendrá sede en el Mundial de Qatar.
MGC