El Clásico entre América y Pumas no decepcionó, no fue un juego espectacular, pero sí uno bien disputado y que tuvo goles, que es lo que se espera de este tipo de compromisos. Hubo emociones y acabó con un empate a dos goles que deja a ambos entre los cuatro primeros, pero empiezan a alejarse del líder León.
Había la interrogante de a qué equipo le pesarían más las ausencias, cuando el balón echó a rodar, cada uno se olvidó de ellos. Hubo lapsos de buen juego y otros en los que volvían a replantearse la forma de atacar.
América empezó a acercarse con cierto peligro y Henry se perdió la oportunidad de abrir el marcador, el delantero echó una pelota por un costado cuando el portero González había fallado en la salida y Cáseres le dejó la pelota a modo.
Las Águilas mostraron sus intenciones, pero faltaba la concentración en la última zona. Y la repuesta de Pumas le avisó al América que también tenía las armas para hacerle daño. Waller dispuso de un disparo franco que repelió Jiménez.
Parecía que el partido podía crecer, porque Henry casi marca un golazo de chilena, pero de nuevo se peló más en medio campo. Entonces Giovani conectó con Henry, pero la Bomba no estaba tomando buenas decisiones, cuando debía tirar centro y se perdió otra ocasión.
Los dos iban a trompicones que con buen futbol, trataban de ofender, pero lo hacían con un juego machucado y no bien estructurado, más por pulmones que con una hoja de ruta.
Llegan los goles
Cuando América parecía tener mejor pinta, vino el gol de Pumas. Gutiérrez mandó un centro que cruzó toda el área, la pelota le cayó a Vigón que, ante una floja marca de Juárez, sacó un tiro con la derecha que venció a Jiménez.
Ahora era Pumas el que lucía un poco más solvente, impedía que la gente con desequilibrio de América se conectara. No había noticias de Viñas, Gio tampoco mostraba arrebato y Benedetti tampoco se lanzaba con decisión. Por Pumas, Waller tampoco percutía e Iturbe no mostraba ese juego de potencia.
Antes de irse al descanso América lo emparejó con un gol de Benedetti; Henry, ahora sí, decidió de manera acertada, ganó un rebote y tocó para el colombiano que sacó un tiro con la derecha al que no pudo llegar el portero González. Cerró mejor el cuadro de Coapa que logró montar un contragolpe con Viñas, pero de nuevo una mala decisión en el momento de la definición, porque el charrúa tiró y puso la pelota en el poste, pero por el centro cerraba Giovani sin marca. Cada uno tuvo sus aciertos y errores.
Igualada
El regreso de Pumas de los vestuarios fue ligeramente mejor, dispuso de pelotas paradas, pero América, con apuros, solventaba el peligro. Aunque ya se sabe que las Águilas pueden despertar en cualquier momento, Henry volvió a plantarse en el área, pero el portero universitario bloqueó su remate.
Y ese buen reinicio de Pumas lo llevó a ponerse de nuevo por delante, Mayorga cuajó una buena jugada por su banda, llegó a línea final y levantó la pelota para Iturbe que la cabeceó al fondo. De nuevo América a remolque y con la necesidad de asumir riesgos.
América no lograba agitarse y el Piojo mandó a Suárez en lugar de un inadvertido Giovani. Pumas lucía solvente y no dejaba de mirar al arco rival. Rozó el empate el cuadro de Coapa en un tiro libre, pero González se los negó con un buen lance, se despojó de los nervios el arquero y mostró personalidad.
Sin embargo, Universidad le abrió la puerta del empate a las Águilas, en un tiro libre cobrado por Suárez, Iniestra tapó el disparo con la mano, el árbitro, Jorge Isaac Rojas, fue al VAR y marcó penal, además de que expulsó al capitán felino. Viñas tomó el balón, el charrúa cobró y acertó para igualar el marcador.
En el cierre el partido se puso de lado de América, quedaban diez minutos y tenía un hombre más para lanzarse con todo por la victoria. Se lo perdió Cáseres, quien tuvo una franca después de que González escupió un tiro de media distancia, pero el argentino la echó por encima del travesaño.
Lo resistió Pumas y América se quedó con un ligero sabor amargo de que le faltó un poco más de serenidad para ganarlo. El equipo del Piojo no perdió ninguno de los tres clásicos, que jugó, pero se quedó cortó con las expectativas.