Diana González y la obstinación de un sueño

La mediocampista de América que falleció este viernes siempre tuvo en la mente que lograría jugar en Primera División

Diana González falleció cumpliendo su sueño de ser profesional (Instagram: Diana Pepina)
Jesús Quezada y
Ciudad de México /

Desde muy niña, el sueño de Diana Victoria González Barrera fue jugar al futbol, era una apasionada de este deporte. Nació y creció en Toluca, una ciudad en la que dio sus primeros pasos en el sueño de jugar futbol a nivel profesional.

En su infancia hablaba con su padre José Luis de una hipotética creación de una Liga que le permitiera cumplir su anhelo de pisar los campos de hierba jugando en el máximo escaparate. “Cuando tenía ocho años le decía a mi papá, mi sueño sería que existiera una liga como la de los hombres, pero en femenil, y él me decía ‘algún día hija’” comentó Diana en una entrevista para la Liga Mx femenil.

Y es que ese deseo de Diana inició allá en Toluca, donde veía a su hermano Manuel jugar en las fuerzas básicas del Toluca. Eran los años en los que el futbol femenil no existía ni como proyecto deportivo ni económico. Contó con el apoyo de núcleo familiar para perseguir ese sueño, aunque no fue fácil, porque no había sitios en los que Diana pudiera desarrollarse.

Probó suerte en los equipos varoniles de las categorías inferiores de Toluca, ahí con los infantiles Diablos, aparecía su silueta derrochando talento, sobre el césped no conoció el miedo, porque le gustaba ir tras la pelota, daba lo mismo si era contra puros niños; ella creía en sí misma. Y la pelota no sabe de género.

“Coincidimos en fuerzas básicas, nos tocó entrenar desde muy chicos, teníamos como 11 años cuando fuimos a jugar un torneo a Monterrey, la Copa Monterrey, ahí casi todos éramos jugadores del club, pero el entonces director de fuerzas básicas no nos quiso inscribir, entonces el profesor Martín Álvarez nos llevó como equipo Galácticos de Toluca, ahí fue Diana cómo la única mujer de la plantilla, recuerdo que nos eliminaron en cuartos de final. El profesor Martín Álvarez fue de los primeros que le dieron oportunidad de jugar en torneos oficiales”, recuerda Alexis Ochoa, volante de los Potros UAEM.

Diana aguantaba las entradas, los pelotazos, las barridas, los golpes, todo lo que hay en una cancha a cualquier edad. Resistía porque mostrar flaqueza podía ser una causa para que la sacaran del campo y eso no le pasaba por la cabeza.

Fue Jaime Valdés Arriaga, un entrenador de las categorías inferiores de Toluca el que surgió en su camino como una luz, Jaime veía su talento y cuentan que una vez que la selección femenil fue a Toluca, se acercó con Leonardo Cuéllar, entonces entrenador de dicha selección, para pedirle que le viera.

Su talento convenció a Leo, fue la primera toma de contacto entre ambos, quizá ni Diana ni el propio Cuéllar se imaginaron que la vida los juntaría más adelante para vivir el sueño de ambos en la Liga Femenil profesional.

Fue convocada a selecciones inferiores, una gran satisfacción personal y profesional, ahí conoció a Mónica Vergara, una de sus referentes de profesión y a la que siempre quiso imitar en el campo de juego, porque la veía como una jugadora “inteligente, líder, con un manejo de emociones y un toque de balón que le he visto a pocas y ella fue quien me motivó a jugar como contención”.

Pero mientras eso llegaba, ella continuó buscándose su crecimiento en Toluca, hasta que encontró una beca del Tecnológico de Monterrey donde combinó los estudios con su crecimiento futbolístico, era la única manera de no tirar la tolla, porque el proyecto de la Liga no aparecía. Luego se fue a Puebla, donde obtuvo otra beca para estudiar una maestría en Administración en la Universidad de las Américas.

Ahí la fue a buscar Leonardo Cuéllar, el técnico del América femenil la requirió como refuerzo para el Apertura 2018. “Desde que tenía en mi mente como objetivo jugar en la Liga, siempre dije ‘quiero estar en un equipo ganador’ y gracias al profe Leo y al cuerpo técnico que me dieron la oportunidad se me dio jugar acá y no hay nada que me haga más feliz”, le contó a la Liga Mx.

El sueño que tenía de niña y del que platicaba con su papá se había hecho realidad de la mano del Club América, pero faltaba lo mejor. El Apertura 2018 le tenía reservado un lugar en la historia, fue una jugadora constante, y cuando América se midió a Tigres en busca del título de ese torneo, lo que parecía una empresa imposible, fue realidad en parte gracias a ella.

En el juego de ida de la final marcó un gol, en la vuelta también anotó. Vio los penales desde la banca y corrió envuelta en felicidad cuando las Águilas lograron el título. Ya no era un sueño, ya era una realidad y le tocaba vivirlo, aquellos pensamientos de niña se convertían en hechos.

El torneo anterior sufrió la otra cara del futbol, una lesión en una rodilla la dejó fuera de actividad gran parte del torneo. Avanzó en su recuperación y aunque no había disputado minutos, el regreso parecía cercano. Pero no pudo ser. El viernes por la noche se confirmó la noticia de su fallecimiento a los 26 años de edad, la futbolista tenía diabetes y tuvo una descompensación en los niveles de glucosa.

Este sábado sus restos fueron velados en su natal Toluca, hasta ahí se trasladaron sus compañeras de equipo y amigos. También acudió el presidente del club, Santiago Baños, acompañado por Mauricio Lanz, director de operaciones.

Las muestras de apoyo y mensajes de solidaridad llegaron de todos los equipos, y también del dueño del club, Emilio Azcárraga Jean, quien escribió en su cuenta de Twitter. “Consternado y entristecido por la muerte -más que prematura- de Diana González. Su pasó por el América está lleno de gratos recuerdos y buenos goles. Acompaño a su familia y compañeras en estos tristes momentos”.

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