Ningún otro país en el mundo tiene más casos de coronavirus como Estados Unidos. La nación vecina del norte lleva más de 200 mil infectados y 4 mil 400 muertes, desplazando a China como nuevo epicentro mundial del virus y el territorio donde más rápido se está propagando la enfermedad.
A más de 8 mil kilómetros de su natal Argentina, Guillermo Rivarola se encuentra varado en Indianápolis, la ciudad en la que se instaló desde noviembre al aceptar un trabajo una academia de River Plate, enfocada en niños y jóvenes de entre 6 y 18 años, con 30 juveniles inscritos. Un proyecto que se encuentra parado por la pandemia.
“Yo me vine acá porque un amigo compró una franquicia para poner una academia de River, una franquicia oficial del club. Me invitó para manejar todo el asunto de la academia”, dijo a MILENIO-La Afición el Tiburón, quien en su trayectoria como defensa, entre 1986 y 2003, llegó a defender los colores de Pachuca (1997 y 1999), Santos (1998) y Monterrey (2000).
“En julio teníamos la idea de marchar como club oficial de River acá, esto nos paro un poco el avance, pero solamente se van a atrasar los tiempos, las ideas y la forma siguen”, añadió el entrenador, quien pese a todo asegura estar trabajando, con la esperanza de que todo mejore pronto.
Lejos de su esposa y sus cuatro hijos, Rivarola decidió mudarse con el muchacho que lo llevó a Indy y su familia para tratar de pasar mejor esta cuarentena, tomando las medidas necesarias al no salir y cuidar la higiene. “En ese sentido no hemos tenido ningún problema los cinco que vivimos en la casa”.
Pero aún estando en compañía, el Tiburón resiente el hecho de estar lejos de su hogar y sus seres queridos. Aunque estuvo viendo con el consulado argentino la posibilidad de regresar (reconoció que no pudo hacerlo antes porque consideró que no sería tan drástico), todo se dificultó cuando se cerraron las fronteras y los aeropuertos, por lo que todo indica que toca esperar que la pandemia acabe.
“La situación es complicada en todos lados, pero no es lo mismo estar con tu familia que estar en todos lados. Esa es la única preocupación, porque no sabes cómo está la otra persona y ahí empiezan las ansiedades. Nos tocó estar en esta situación, que uno no lo hubiese querido, pero fue de golpe, así que hay que tratar de estar comunicados y hacer el esfuerzo para estar lo más rápido posible con tus seres queridos”.
También destacó que aunque no se tomaron las medidas correspondientes al inicio, la gente ya está poniendo de su parte y no sale más que para cosas esenciales, por lo qué hay esperanza de que esto no se alargue y pueda ver a su familia.
“Hemos tomado consciencia de lo que es esto y esperemos que no sea muy tarde, porque las consecuencias han sido muy grandes y tendremos que seguir esperando”.