El futbol es equilibrio, paz, dominio de las emociones, pero idéntico control de la pelota. En un once titular, el mayor recurso para aludir a lo antes mencionado es el contención, que casi siempre, es un jugador dedicado a recuperar intensamente el balón; aunque también hay casos en los que, aquel que le da sentido al esférico, igualmente ayuda a construir embates, a darle soltura al ataque, sin descuidar funciones primarias.
Para la final de la Liga MX, tanto América como Cruz Azul cuentan con uno de ellos. Del lado de Las Águilas, Guido Rodríguez se erige como la posibilidad de estabilizar los fulminantes embates de celestes, pero también, por sus botines pasarán balones fundamentales en las aspiraciones de título del América. Llegó hace poco más de un año a Coapa, donde rápidamente se convirtió en referencia. Venía procedente de Tijuana, donde su impronta con la pelota controlada atrajo a Miguel Herrera, que lo conoció al frente de Xolos. Tiene, por si fuera poco, gol.
En el Apertura 2018, su tercer certamen como azulcrema, Guido se despachó con cuatro anotaciones en fase regular y una más en Liguilla. Su presencia cerca del área rival le permite dos variantes: o sumarse en táctica fija y rematar sin mayor problema, o bien, en los linderos de la intimidad enemiga, disparar con potencia. Su última firma, prueba de ello. Rodríguez marcó el 4-1 provisional en la vuelta ante Pumas, luego de tomar un rebota cercano a la portería de Alfredo Saldívar. Con 24 años y desde el Apertura 2016 en el balompié nacional, Guido Rodríguez se ha hecho de un nombre en la Liga MX.
Hoy, además de ser el escudo recuperados del América, vive su mejor certamen ofensivo desde que arribó al país. De hecho, el surgido en River Plate (2014-15), ha encontrado estabilidad, la misma que da en el campo. El argentino pelea palmo a palmo con Iván Marcone, su rival en esta llave, por adjudicarse el título de Liga, pero también, el del mejor contención extranjero. Y sí, del otro lado se encuentra el mencionado Marcone, que como Guido llegó al futbol mexicano demostrando sus cualidades y capacidad. Y si se empiezan a enumerar las diferencias, el efecto de Iván para Cruz Azul fue inmediato.
El nacido en Buenos Aires hace 28 años asumió con frialdad y temple la responsabilidad de ser un líder en una zona del campo conflictiva para La Máquina. El elemento celeste disputó el 93.2% de los minutos disponibles en la fase regular del certamen. De hecho, en lo que va de la Liguilla, Marcone no ha faltado a ningún compromiso. Iván es el escudo que brinda tranquilidad a la nómina de Pedro Caixinha y al lado, mayoritariamente de Rafael Baca, encontró los dividendos que tanta falta le hacían a Cruz Azul.
No por nada, si algo ha distinguido a La Máquina es precisamente la capacidad de estabilizar duelos de mero vértigo y desdobles, como ocurrió en la vuelta contra Monterrey, en las pasadas semifinales. Ya con el 1-0 a favor de Cruz Azul, Rayados se obstinaba en tratar de encontrar el tanto que tanta falta les hacía; ahí, la figura de Marcone fue primordial.
El argentino tomaba la pelota y pedía calma, se asociaba con su más cercano compañero y trataba de mantener el esférico del lado celeste. Si algo le hiciera falta hasta ahora, sería el constante gol que Guido sí tiene, ya que luego de 27 encuentros, entre Liga, Copa y Liguilla, Iván sigue sin estrenarse en el balompié nacional. ¿Llegará ante América?