El futbol conoció los tachones de aluminio en la Final de la Copa del Mundo de 1954 entre las selecciones de Hungría, campeona olímpica e invicta en 33 partidos, y la de Alemania Occidental, que encontró con Adolf Dassler un apoyo especial para afrontar y ganar esa batalla en una cancha mojada, gracias a una lluvia inesperada. Marcador de 3-2. Se conoció como El milagro de Berna, y aunque no es atribuible a aquellas rústicas botas, bien pudieron ayudar.
La anécdota viene a cuento cuando en México la lesión que el defensor Antonio Briseño le provocó al delantero Giovani dos Santos en el América vs Chivas encendió la discusión sobre el potencial peligro de los tachones de aluminio, por cierto no especificado en las Reglas de Juego (FIFA-IFAB).
Esa entrada le costó a Briseño cuatro jugados de suspensión y a Gio seis semanas de inactividad.
José Antonio García, propietario de Garcis, la empresa mexicana fabricante de artículos de futbol desde los años 60, y proveedora de la Selección Mexicana en la primera mitad de los 90, recuerda bien que “los tachones de aluminio solo los pedían los porteros”, pero su uso de popularizó entre los jugadores al emular a las estrellas mundiales, éstas impulsadas por el marketing (los zapatos con tachones de goma cuestan entre mil 200 y mil 660 pesos y los de tachones de aluminio hasta 8 mil).
Recuerda García, ex propietario del Club Atlante, que “de ser tachones redondos u ovalados, ahora los tachones son como cuadrados y afilados; tienen dos las dos funciones, que el jugador se detenga y no se resbale en el pasto, así como usarse como un arma, lamentablemente”.
Como si de la carrera especial por la conquista del cosmos en los 50 se tratara, a partir del Mundial de Francia 1998 sobrevino en el futbol una feroz lucha por saber qué compañía diseñaba el calzado más ligero, por que cuál marca calzaba a la estrella del momento ya tenía su historia, desde Pelé y Maradona. En el 98, Nike se lanzó con el Mercurial en los pies de Ronaldo, Adidas con el Predator en los de Zinedine Zidane, campeón con Les Bleus en el Stade de France.
“En un principio los tachones fueron de clavo, se desgastaban y quedaban los clavos; después se hicieron los tacos redondos, esféricos. Ahora son cuadrados, con una forma que es un riesgo, porque desgarras si entras… A lo mejor con un taco redondo puedes pegar o provocar una lesión, pero no desgarras, como ahora, que fue lo que sucedió con Gio. Con tachón redondo igual es el mismo dolor, pero no lo desgarra”.
¿Hacia dónde va al diseño del zapato, sus materiales, su composición, seguridad?
"Todo ha evolucionado en cuanto al zapato y hoy es más ligero; a mí me gusta el zapato de piel, inyección directa al corte, tipo Copa del Mundo, que lo manejaban los hermanos Dassler (Adolf y Rudolf), fundadores de Adidas y Puma, que era un tachón redondo, un zapato clásico. Hoy se hacen sintéticos y se maneja el marketing, ¡la cantidad de dinero que recibe un jugador por usarlos! Hay quienes cobran más al mes por eso, que lo que cobraban hace diez años por solo jugar. Al final todo es copia, porque las grandes marcas se copian y solo ponen un distintivo que los diferencia”.
Lo cierto es que nada más popular en el mundo como el futbol y nada que se venda mejor —después de los jerseys—, que los zapatos, Nike, Adidas, Puma, la marca que sea, más fácil si como en la jornada de Champions se ve a las estrellas del momento lucirlas, con todo y los polémicos tachones de aluminio.
FCM