El exilio de Mario Carrillo

El entrenador que hizo campeón a América, tuvo su última etapa en Pumas, donde fracasó y se le señalaron muchos yerros

Mario Carrillo en Ciudad Universitaria durante el Apertura 2012 (Imago7)
Ciudad de México /

Sábado 1 de septiembre de 2012. Mario Carrillo es presentado como entrenador de Pumas en relevo de Joaquín del Olmo. El primero de varios tropiezos de la directiva que por entonces tenía a Jorge Borja Navarrete en la presidencia del Patronato y a Alberto García Aspe.

El Capello Carrillo entra a La Cantera con esa pose que tantas críticas le ha generado; las puertas se abrieron de par en par para un americanista. Una mancha que no se le perdonó a García Aspe y que le costó mucho al club, al directivo y al propio Carrillo.

Mario debutó con Pumas el 16 de septiembre, ante San Luis en el estadio Olímpico, derrota por 0-1; ahí escuchó por primera vez que en Palomar y Pebetero no lo consideraban uno de los suyos.

Semana a semana fue lo mismo con Carrillo, en la Jornada 13, Hugo Sánchez volvió a CU al mando de Pachuca, ese día el entrenador visitante fue coreado antes durante y después del partido, un golpe para el ego de Carrillo, quien echó mano de su histrionismo en la banca para celebrar el gol de David Izazola que le dio la victoria.

​Carrillo se fue de Pumas tras perder con América en la Jornada 15, días después interpuso una demanda civil en contra de la UNAM, lo que generó el enfado de autoridades universitarias con el presidente Jorge Borja y para García Aspe.

Después empezaron las filtraciones, una de ellas es que el entrenador recurría a una mujer que calificaban como bruja, pero Carrillo decía que en era una especialista que trabajaba la parte emocional, mental e interna del jugador.

La mujer llamada Mama Toña fue llevada por Carrillo a una concentración en Sumilla, donde hizo sus rituales esotéricos; los jugadores terminaban mofándose de esas cuestiones, Aspe también se enfadó por esa cuestión y más porque en el vestidor se respeta la creencia de cada jugador y la libertad de culto, pero hubo mucho enfado porque Carrillo les quería imponer sus ideas.

Carrillo entró en cuestiones personales y no profesionales cuando marginó a Emanuel Villa, Luis García y Martín Romagnoli; jugadores de calidad probada y que eran los refuerzos estelares de ese torneo; cuentan que el Capello se dejó llevar por los consejos de Mama Toña para no darles juego y no por la competencia en los entrenamientos, algo que desgastó al grupo y lo puso en confrontación con el DT.

Carrillo dijo que le impusieron jugadores, que lo aceptó porque tenía la ilusión de trabajar. Lo cierto es que desde entonces no ha vuelto a tener trabajo en un banquillo. Y la demanda contra la UNAM, y no contra el club, le generó más antipatías.

FCM

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