Debe ser uno de los momentos más gratos de mi vida: la imagen de mi padre sonriente, orgulloso, entrando a pasos apresurados a mi habitación con el periódico en la mano y mi primera nota firmada. La vida, aquella mañana llena de sol, había tomado sentido para mí.
Y fue justamente aquí, donde entendí el valor, la pasión y el amor por una profesión. Fue aquí, desde el momento mismo en que, otra vez, mi padre, pasaba horas enteras con el café en la mano y las páginas del diario en la otra, leyendo a conciencia la crónica del juego de futbol y repasando los resultados de la jornada del beisbol.
Fue aquí, en aquella tarde bendita, gloriosa, soñada para mí, cuando me baje del viejo Dodge Coronet 68, también de papá, en la calle de la Colonia Tabacalera, para subir algunos escalones y encontrarme de frente con mi destino. Fue aquí donde el entrañable Jorge El Che Ventura (QEPD) me dijo que en la fuente de beisbol no había oportunidad, pero que, si quería empezar, había oportunidad como reportero de futbol.
Fue aquí donde me senté frente a la máquina de escribir aquella tarde de octubre para redactar una entrevista con Javier El Chícharo Hernández, el padre del Chicharito, la primera nota que conseguí, algunos meses antes del Mundial de 1986.
Fue aquí donde conocí y aprendí de uno de mis grandes maestros, el admirado Tomás Morales, uno de los mejores reporteros y escritores en la historia del periodismo mexicano.
Fue aquí desde donde entendí el oficio, acepté el reto de las largas jornadas sin dormir, de los sábados y domingos llenos de trabajo. Fue aquí donde finqué mis sueños, donde entendí de qué se trataba esto y adónde quería llegar. Gracias, La Afición, gracias por estos primeros 90 años. Siempre estarás en mi corazón. Siempre serás una parte mía…
David Faitelson
@Faitelson_ESPN