En este Día Internacional del Orgullo, hay distintos personajes en el mundo de la lucha libre que representan dignamente el pancracio mexicano: Pimpinela Escarlata, Polvo de Estrellas, Cassandro, entre otros; en la actualidad, Dulce Gardenia no se queda atrás y sigue los pasos de estás grandes leyendas.
Aunque su camino no fue fácil, pues a la hora de representar a un personaje de la comunidad LGBTQIA+, le trajo prejuicios de su familia, hasta el grado de convencer a su pareja para que no se confundieran las cosas, así lo contó a MILENIO La-Afición.
“Hubo familiares que se burlaban de mí, que por qué yo era exótico, que en la familia no se veía eso, ganarme la confianza de mi pareja, que no pensara que yo realmente era gay, el dejar mi tierra (Torreón), para ir a probar suerte a la Ciudad de México, fue muy difícil”, recordó.
Comienzo difícil
Debido a la representación de su personaje, los insultos no pararon y es que al no usar una máscara, su rostro era reconocible, fue por ello que se llevó muchos agravios en su círculo social.
“Mucho tiempo fui agredido, hasta la fecha ya no, porque ya conocen el personaje, pero al inicio como nunca usé máscara, en la calle los insultos, las groserías, de la misma familia que decían que en la casa no se permitían gays, insultos de amigos, compañeros de trabajo, en todos lados siempre fui bulleado. Siempre lo tomé de las personas que venían y nunca me enganché y supe sobrellevarlo”, indicó.
La lucha libre, su destino
Curiosamente, Dulce Gardenia no tenía contemplado ser luchador profesional, él se dedicaba a montar y desmontar cuadriláteros. En ese lapso en que hacía sus maniobras, le gustaba hacer maromas, cuerdear; fue entonces que los mismos entrenadores le dieron la oportunidad de probarse en la lucha libre.
“No estaba planeado ser luchador profesional, mucho menos llegar a una empresa como el CMLL. Yo empiezo montando el ring de una ciudad a otra, y en el tiempo en que lo montábamos y desmontábamos, yo me ponía a echar maromas, a cuerdear, fue entonces que los maestros o los encargados de la función me dieron la oportunidad de luchar”, compartió.
Aunque sí fue fanático y veía la lucha libre, no le llamaba mucho la atención, pero gracias a la oportunidad que le dieron de hacer arte en este deporte fue lo que le hizo tomarle cariño.
“De inicio no me llamaba mucho la atención, sí la veía en televisión, pero que me llamara la atención para yo dedicarme al deporte, no. Tomándole la palabra a los maestros de entrenar lucha le agarré el gusto, le agarré el modo de aprender cosas nuevas y de saber cómo podías hacer amarres con tu cuerpo, con tus piernas, con tus brazos; lo fui desarrollando bien hasta el momento”.
Ser exótico, un orgullo
En este mes tan importante de la Comunidad, para Dulce Gardenia es un orgullo representarlos, y es que para él, la inclusión no estaba tan inmiscuida en la sociedad.
“El personaje que yo represento arriba del ring, para empezar, lo hago con mucho respeto y con mucho cariño. No sé si muchos sepan, pero yo no soy gay, creo que representar a la comunidad arriba del ring es para mí un orgullo, porque años atrás no era tan tocado este tema de la Comunidad en la sociedad. De hecho, este año me invitaron a unos desfiles del Pride entonces creo que hasta la fecha lo he hecho bien”, agregó.
El luchador alienta a las personas de la comunidad LGBTQIA+ a que si quieren ser luchadores, no se detengan; y es que para él las preferencias sexuales son punto y aparte.
“Sus preferencias sexuales no importan en la lucha libre, eso es punto y aparte. Aquí al que le gusta el deporte las puertas están abiertas, no he escuchado a alguien que no puede entrenar porque es gay, eso ya quedó atrás. Que se animen, que no les de vergüenza, si eres gay y quieres incursionar en este deporte, adelante, a nadie se le va a criticar y juzgar”, concluyó.
JCVL