“Mi papá no me dejó ir al futbol y me llevó a la lucha libre”: La Jarochita

Su padre no la dejó asistir a unas pruebas para ser futbolista, y esto la llevó a entrenar lucha libre, el deporte de sus sueños

La Jarochita (Cortesía CMLL)
Ciudad de México /

En su juventud, La Jarochita, amazona del Consejo Mundial de Lucha Libre soñaba con ser futbolista profesional, pero debido a que a su padre no le agradaba el ‘pambol’ tuvo que dedicarse al deporte de los costalazos, donde su progenitor era todo un maestro, mejor conocido en el Puerto Jarocho como El Imperial.

El culpable de que esté aquí es mi papá. Después de que le pedí permiso y no me dejó ir a una prueba de futbol me dijo que si me gustaba el ejercicio me llevaría a entrenar. Un día me llevó a la arenita donde él luchaba y desde el primer día fue muy estricto, no me subió de inmediato al ring, me puso ejercicios muy pesados, él pensó que no me iba a gustar y al otro día llegó y me dijo: ¿quieres ir? Y yo inmediatamente le dije que sí, como traía la condición del futbol no me cansaba tanto y como vio que me gustó me enseñó más cosas, siempre fue estricto, él se encargó de que me gustara la lucha libre”, expresó en exclusiva a Milenio, La Afición la gladiadora veracruzana, quien no se arrepiente de haber tomado el camino del pancracio.
No me arrepiento, estoy en un deporte que me apasiona. Me quedo siendo luchadora, me ha dado muchas satisfacciones, es mi deporte, lo que más amo, lo que me ha dado para salir adelante con mi familia, he viajado a Japón, quiero ir a Estados Unidos, sin duda me quedo con la Lucha Libre y estoy eternamente agradecido con mi padre”.

La Jarochita, quien jugaba de delantera y era letal frente a las porteras, recordó cómo inició su pasión con el futbol, deporte que en ocasiones todavía sintoniza.

“Allá en el Puerto de Veracruz estaba en un equipo de futbol cerca de mi casa y me gustaba mucho ir a jugar. De hecho, siempre me gustó hacer deporte: voleibol, beisbol, basquetbol, pero me llamó más la atención el futbol. A mi papá nunca le gustó el futbol y decía: ¿cómo les puede gustar ver a varias personas corriendo detrás de un balón?, pero a mí me apasionaba, hasta la fecha veo futbol cuando puedo, era mi pasión. Estuve a punto de ir a una prueba. En ese entonces salió una convocatoria para buscar chavas para el equipo de futbol mexicano, entonces fueron hacer pruebas a Veracruz, pero mi papá no me dejó asistir y me quedé con las ganas, no fui porque era menor de edad”.

Corazón Azulcrema

La luchadora reveló que en su etapa como futbolista su corazón no le pertenecía a los Tiburones Rojos del Veracruz, ella era fanática de las Águilas.

“Ahorita ya no le voy a ninguno. No, que creas a lo mejor mis paisanos me querían linchar anteriormente, pero nunca le fui al Tiburón, la verdad le iba a otro equipo que ‘odian’ mucho, pero le iba, ahorita ya no”.

Primeros ‘costalazos’


Después de entrenar arduamente al lado de su padre, La Jarochita tuvo su primera oportunidad de subirse a luchar y comenzar con una historia que llena de altas y bajas, las cuales han hecho madurar y convertirse en una gran amazona del CMLL preferida por el público.

“Yo no fui la primera que dijo: ¡voy a ser luchadora! Cuando estaba entrenando con mi papá estaba el promotor viendo a los muchachos y un día le habló a mi papá, luego platicamos los tres y me dijo ¿quieres luchar? Mi reacción fue sorpresa, no tenía nada, entonces mi papá se movió para que debutara una semana despuésAsí nació la Jarochita, fue por mi papá, yo quería ser ruda, pero para representar a Veracruz no era lo mejor”.

El ‘monstruo’ de la CDMX no pudo con ella

La Jarochita recordó lo complicado que fue para ella llegar a la Ciudad de México con un bebé en brazos.

Todos los que venimos de provincia es muy complicado. Yo venía con un niño de dos años, no sabía si sí lo iba a lograr, pero en el fondo sabía que sí podría porque todo lo que me propongo lo cumplo, mi hijo no fue un impedimento. Llegué en el 2011 a la CDMX, empecé a entrenar y dije: si de aquí a diciembre no logro nada me regreso al Puerto de Veracruz con mi hijo. La Ciudad de México es un monstruo, cuando llegué al metro fue así de ya me quiero regresar a Veracruz, no es lo mío, pero siempre hay un motivo y eso fue mi hijo, si me vine es por algo y lo conseguí”.

Por último, La Jarochita reveló que en ningún momento ha vivido alguna situación de machismo, pues en varias ocasiones sus compañeros le ayudaban a cuidar a su hijo, lo que sí sufrió fueron envidias.

“No, cuando llegué a la CDMX empecé a entrenar y me recibieron muy bien, aparte no sé si me veían que llegué con mi hijo pequeño, compañeros me ayudaban, me decías nosotros lo cuidamos, nos sufrí machismo, envidia sí, eso en todos lados, de mujeres y de hombres por qué, no sé. Yo vengo a ganarme un lugar porque no me siento segura, sigo trabajando para que el nombre de la Jarochita no se olvide”.

DAO

  • Tonatiuh Guerra
  • gerardo.guerra@milenio.com
  • Reportero en La Afición. Egresado de la Licenciatura en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septien García

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