Uno de los mayores anhelos de los padres es que sus hijos continúen con su legado, pero en la familia Urbina Pérez la herencia deportiva no fue a una sino a sus tres hijas, quienes aunque de pequeñas se resistieron a subirse a una motocicleta, al paso de los años el llamado de la sangre fue más fuerte. Hoy son competidoras de motocross y con un futuro muy prometedor, no solo en competencias nacionales, sino también a nivel internacional.
Arlett, Daniela y Camila comparten este gusto por la velocidad y la adrenalina que representa subirse a una motocicleta de competencias, todas con ambiciones de hacer historia en este deporte.
Inspiración
La mayor de las Urbina Pérez es Daniela Fernanda, quien a sus 17 años ya tiene exitosa trayectoria en el motocross femenil, en 2020 fue campeona nacional, además obtuvo podios en 2019 y 2021, logros que inspiraron a sus hermanas a seguirle los pasos.
“Nunca imaginé que llegaría tan lejos porque cuando empecé no veía mujeres en este deporte, poco a poco empecé a ver más y dije ‘puedo llegar lejos, puedo lograrlo’, fue ahí donde me esforcé más, mis papás nos apoyaron mucho y fue así que todo se fue logrando”.
Daniela también logró clasificarse a un Campeonato Latinoamericano, pero una lesión de clavícula le impidió competir. Actualmente marcha en la tercera posición de la clasificación nacional en su categoría y a futuro quiere ser la primera mujer mexicana en participar en el Campeonato Nacional de los Estados Unidos.
“Quiero quedar en podio en el nacional porque la categoría está muy difícil, afortunadamente hay muchas mujeres que están corriendo muy bien, me atrevería a decir que este es uno de los años más difíciles que he tenido. A futuro quiero ser la primera mujer mexicana en clasificar al Loretta Lynn en los Estados Unidos”.
Deporte de mujeres
Actualmente en el motocross cada día es más habitual ver competencias de mujeres, un deporte extremo, a veces peligroso, pero que también es apasionante. Así lo detalla Arlett Cecilia Urbina Pérez, que a sus 16 años también ha logrado podios: dos títulos nacionales en la categoría Juvenil.
“Se lo recomiendo a todas las niñas, porque muchos piensan que es un deporte para niños, pero cualquier puede hacerlo. Me encanta que todos en la casa practiquemos este deporte, porque todo el tiempo estamos hablando de las carreras, es lo que nos une como familia”.
Por ahora, Arlett se repone de una lesión de clavícula, pero espera que pueda estar lista para la siguiente competencia del calendario nacional.
"Me gusta más que la escuela"
La más pequeña es Bárbara Camila Urbina Pérez, con 12 años y estudiante de secundaria, la última en apasionarse de las motos, pues hasta hace un año no quería competir y hoy ya marcha en la cuarta posición de la clasificación nacional en su categoría.
De ver tantos logros de sus hermanas se enamoró de este deporte, de tal manera que hoy le gusta más que ir a la escuela, aunque sabe que es requisito familiar tener buenas calificaciones para subirse a la moto.
“¿Cómo le explico a mi mamá que me importa más el deporte que la escuela? Tienes que aprender a hacer un balance entre las dos, porque no puedes irte con las motos porque no vas a vivir de eso, pero tampoco las vas a dejar por la escuela, debe haber un balance”.
Lesiones y temores
Por su puesto, las caídas y lesiones en competencia les han enseñado a tenerle respeto a su deporte, a ser precavidas, es más, todavía se suben a la moto con ciertos miedos, pero una vez arriba y en competencia solo les importa la velocidad.
“Todavía no lo supero, cada vez hay más miedos, sobre todo después de una lesión, después de una caída. Simplemente hay que ir soltándote, porque llega un momento en que tomas confianza, empiezas a sentirte uno mismo con la moto y la pista. El miedo siempre está y es decir me agarro de la mano del miedo y vamos juntos”, explicó Daniela Fernanda Urbina Pérez.
KVS