Una lucha ganada en tiempos de pandemia

La voleibolista lagunera Bibiana Candelas acaba de triunfar en otra batalla contra la enfermedad que apareció en su vida en 2017, el cáncer.

La voleibolista lagunera, quien participó en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, recién acaba de ganar otra batalla a la enfermedad. (Cortesía)
Carlos Hernández Castrejón
Torreón, Coahuila /

Bibiana Candelas jugó los sets más cruciales de su vida entre la pandemia del covid-19, una lucha por la sobrevivencia, entre el anhelo de continuar con la búsqueda de objetivos y desarrollo personal y familiar, contra toda adversidad que supone una enfermedad como el cáncer.

La voleibolista lagunera, distinguida por su participación en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, recién acaba de ganar otra batalla a la enfermedad que apareció en su vida en 2017, ha sido una contienda que definitivamente cambió su vida, de la cual adquirió tal experiencia que ha fortalecido mente y espíritu.

Está en fase de remisión del linfoma Hodgkin y después de pasar la etapa dura hoy respira con cierto alivio y disfruta de lo que hace, aunque no tenga la oportunidad de salir como quisiera, ya que la pandemia prolonga su estadía en casa y desde donde afirma que se siente feliz de haber dejado atrás lo más complicado en su tratamiento, las quimioterapias y trasplante. Este quinto set, como lo ha llamado Bibi, dice ha sido de mucho aprendizaje, en el cual observa el panorama con otros ojos , una perspectiva diferente como cuando se vuelve a nacer.

En julio del año pasado, cuando comenzó con el tratamiento de quimioterapias hasta febrero, los médicos le anunciaron que había una gran oportunidad, siendo candidata a un trasplante de médula, en donde ella misma fue la donadora. Algo extraño, pero así fue, la cura estaba en su propio cuerpo, así que desarrolló dos procesos que consistió en extraer las células madre por 7 horas y luego aplicar quimioterapia durante tres días.

Todos este tratamiento comenzó unas dos semanas antes de que se desatara la pandemia por el covid-19 y al confinamiento ya no fue algo extraño para Bibiana, ya que el uso común del cubrebocas se hizo familiar para todos y el aislamiento pasó a ser algo cotidiano, mientras su espera se hacía más estrecha.

"Mi trasplante fue ambulatorio, tuve que andar por clínicas distintas entre la contingencia", expresó Candelas, quien fue apoyada en los traslados por un grupo de amigos que se organizó precisamente para eso, aunque después fue más complicado con la contingencia sanitaria que impidió que más de dos personas se involucraran.

Las redes sociales se convirtieron en su contacto con los demás, algo ya común para la mayoría entre la pandemia, pero para Bibiana fue la manera de expresarse y compartir con sus seres queridos los momentos por los que atravesaba, los avances y retrocesos. En esas plataformas respondía preguntas que ella misma se planteó, como lo que necesitaba, frases de aliento y hasta memes.

Inicios

Y es que desde su infancia fue una muchacha divertida, esa niña espigada que comenzó a jugar a los nueve años y a los 13 ya era seleccionada nacional. 

Surgida en la Unidad Deportiva Torreón, donde fue guiada por Irma Rangel y Gildardo López, quienes la impulsaron en el voleibol de sala. Esa chica que a los 17 años le dijo a su papá, viendo la final de la NCAA entre la Universidad de Stanford y la de Long Beach, dijo que quería estar ahí y dos años más tarde ya estaba jugando y ganando una final para los Troyanos del Sur de California, justo ante Stanford.

Su desarrollo incluyó al representativo de Coahuila que ganó cinco Olimpiadas Nacionales de manera consecutiva, labor que a hizo sobresalir junto con Yendi Cortinas para ser invitada a la Selección Nacional de México en la categoría infantil. No pasó mucho tiempo cuando subió a la selección mayor con tan sólo 13 años, no sólo por su 1.96 metros de estatura, sino también por su estilo de juego y capacidad, una barrera en la red.

Se interesó por ser profesional y lo consiguió jugando en Puerto Rico con las Leonas de Ponce, donde jugó una temporada para luego emigrar a la Universidad del Sur de California o USC para continuar sus estudios e ingresar con las Trojans, donde consiguió dos títulos nacionales de la NCAA y llamada al primer equipo All America.

En ese tiempo acudió a llamados a la Selección de México, obtuvo bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 2002 y fue cuando se le presentó en su camino una encrucijada, pues tenía la posibilidad de ser profesional en Italia en voleibol de sala o tratar de hacer realidad el sueño que de niña tuvo, el de participar en Juegos Olímpicos, para lo cual la alternativa era el voleibol de playa.

Por un sueño

Bibiana se aventuró por la playa, aunque eso significara comenzar de cero. 

"Hay que escuchar al corazón, a mí me dio eso valor, ir a lo que quería en esa etapa. Cuando terminé la universidad tenía dos opciones, tome una decisión que me cambió toda la vida, pude ir a Italia a la liga profesional en sala o escuchar a esa niña de 12 años que quería ir a Juegos Olímpicos y era a través de la playa y empezar de cero. La escuché, inicié de cero, tuve que aprender el movimiento y técnica, por eso me mudé a Mazatlán un tiempo, con el sueño de lograr mi meta, no me arrepiento".

En 2006 hizo dupla con Mayra García y contra todo salieron adelante, ganaron bronce y plata en los Panamericanos de Río de Janeiro 2017 para luego clasificar y asistir en 2008 a los Juegos Olímpicos de Beijing, donde su papel fue bueno, cerca de los octavos de final. En los Panamericanos de Guadalajara 2011 también sobresalieron lograron dos oros en los Juegos Centroamericanos de Mayagüez, Puerto Rico 2010 y en Veracruz 2014.

Retorno

Para 2015, Bibiana Candelas regresó al voleibol de sala y en 2017 tuvo que retirarse por la enfermedad, fue el comienzo de otra batalla, pues en octubre de ese mismo año llegó el diagnóstico del cáncer tipo Linfoma de Hodgkin.

Graduada en Comunicación de la USC, se convirtió en la coordinadora atlética del Tecnológico de Monterrey, afrontando el nuevo reto de su vida: 

"Esta enfermedad te marca de muchas maneras, tanto física y mentalmente, pero para mí no fue más que eso, un reto más en mi vida y creo que sin duda el deporte me dio las herramientas para enfrentar esta enfermedad, me dio autodisciplina, me dio el trabajo en equipo, el apoyo de mis compañeros y sobre todo mantenerme positiva en este proceso”.

Experiencia compartida

Luego de la recaída, ha logrado salir adelante y no cesa en compartir su experiencia para alentar a más personas a seguir luchando y saber cambiar de una etapa a otra.

"La parte mental de un atleta de alto rendimiento, la preparación física, todo eso e demandante, abarcaba gran parte del quehacer diario de un deportista. Yo tuve que aprender también esa transición de cómo dejar de ser atleta de alto rendimiento, decirle a tu cuerpo que es momento de desentrenarte, paso a paso, no se puede parar en seco el proceso, porque se saca de balance".

Recomiendo no dejar de confiar en la capacidad de uno mismo, en tu capacidad".

Hoy Bibi tiene mucho por compartir luego de todo lo que ha pasado, de lo que ha recorrido y lo que le falta por recorrer, porque no cualquier tiene la dicha de ganar un juego en un quinto set y menos como ella l ha hecho.

Sus logros

  • Cinco campeonatos nacionales con Coahuila.
  • Dos campeonatos de la NCAA con USC.
  • Tres veces All American.
  • Medallista de oro en los Juegos Centroamericanos Mayagüez 2010.
  • Medallista de plata en los Juegos Centroamericanos Veracruz 2014.
  • Medallista de bronce en los Juegos Panamericanos Río de Janeiro 2007.
  • Miembro de la delegación olímpica de Beijing 2008.

CALE

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