Si algo hemos aprendido es que el deporte ayuda a unir a las familias. Son muchos los que practican disciplinas y tienen la actividad física como un eje que los une. Hay casos en los que los hermanos practican deportes distintos, incluso son más contados en los que ambos se encuentran a un nivel alto, al punto de representar a su país en selectivos.
Ese es el caso de Daniel y Evelyn Quiroz, beisbolista y basquetbolista respectivamente. Ambos viven en Laredo, Texas, en donde estudian y juegan en los equipos institucionales. Ambos hablaron con MILENIO-La Afición sobre su incursión en el deporte y el gusto de que representan a su país en dos disciplinas distintas.
“Empecé a jugar basquetbol por mi familia y apenas tuve la oportunidad de representar a México en el premundial U-16 en Chile. Actualmente soy preseleccionada para la U-18 en otro torneo. Así fue como más o menos empecé a representar a México”, comentó Evelyn, de 17 años y que quiere estudiar la carrera de derecho. “Cuando era más chica, también fui a El Salvador y representé a México con la U-13”.
“Juego beisbol desde los ocho años por mi papá, aunque para este deporte, era un poco grande de edad. Estuve en una liga de Monterrey, tuvimos una camada y con esa camada me tocó ir a mundiales a Taylor, Michigan y a Islas Vírgenes, representando a México”, comentó Daniel, de 19 años y que actualmente comenzó el programa de ingeniería en Texas A&M, primero en ingeniería eléctrica y de ahí a biomédica. “Ya cuando mis papás vinieron a Laredo, Texas, yo me vine a estudiar”.
Aunque nacieron en El Paso, casi toda su vida la han pasado en México. “La verdad es que nunca habíamos venido a Estados Unidos hasta hace tres años. Vivimos en Chihuahua y luego en Monterrey. Ya después nos venimos a Laredo hace poco”, explicó Evelyn, con familia originaria de Chihuahua.
Fue el acercamiento al deporte lo que los ha unido. Aunque son disciplinas distintas, ambas nacieron del fruto familiar, convirtiéndose en sus pasiones y dos caminos diferentes, pero igual de efectivos, de brillar y representar a México fuera de nuestras fronteras.
“Me gusta mucho el basquetbol por la competencia y el hecho de que es rápido, que me exige estar en constante movimiento. Es un deporte que ha estado en mi familia, ya que mis papás llegaron a jugar y me gusta seguir sus pasos”, señaló la adolescente.
“A mí me gusta el juego mental que hay entre el pitcher y el bateador en un uno contra uno. Hay quienes no lo ven o no lo entienden mucho, pero el beisbol es un juego muy mental, esa competencia es la que me gusta… la comunidad y convivencia que existe entre los equipos y el hecho de que mi papá jugó beisbol y me llevaba a sus juegos a verlo”, complementó Daniel.
Durante esta pandemia, incluso llegaron a entrenar juntos, para mantenerse en forma. “Le dije a mi hermana: ‘Oye, ahora que empiece la temporada, ¿cómo le vamos a hacer?’. Así que hicimos ejercicio juntos. Ya cuando empezó a reabrir todo, nos separamos un poquito, porque ella se iba a entrenar basquetbol. Pero si hubo un tiempo donde estuvimos entrenando juntos”.
Se abrieron puertas a selección y educación
El gusto por el beisbol y el basquetbol les abrió las puertas para llegar a los selectivos. En Monterrey, el entrenador Mike Rodríguez apoyó desde pequeña a Evelyn en el deporte ráfaga. "Él se encargó desde que estábamos chiquitas en viajar a torneos, en salir a torneos nacionales e internacionales. Viajábamos por todo México y ahí nos dábamos a conocer para que después me llamaran a selección", comentó.
Daniel, por su parte, aprovechó el fogueo en Monterrey y la experiencia en los torneos a nivel distrito, regional, estatal y nacional le permitió competir y darse a conocer en el Rey de los Deportes a nivel juvenil. "Fui a tres mundiales y tengo compañeros que fueron conmigo u otros que solo fueron a dos, pero es la misma camada".
El deporte también les ha permitido estudiar en Estados Unidos, una situación que agradecen mucho, pues los prepara física y mentalmente. “Me gusta mucho esta vida de estudiante atleta, porque te abre muchas puertas. Cuando era más chica no lo dimensionaba, pero ahora me doy cuenta de lo increíble que es. Estoy agradecida con mis papás de que siempre nos inculcaron el deporte”.
Por supuesto, también les ha forjado carácter, perseverancia y disciplina. “Lo que hacen los colegios es que complementan mucho el deporte y la escuela. No lo parece, pero sí son exigentes. Para poder estar en el equipo te piden ciertos estándares, pasar tantas clases, tener ciertas calificaciones, cubrir ciertos créditos… De hecho, si hay casos donde compañeros míos fallaron una clase o no cumplieron con los estándares y no pudieron jugar; también mis papás nos inculcaron que no solo es el deporte si no también el cumplir en la escuela”, complementó Daniel.
FCM