Dave the Clown, un luchador de barrio

El gladiador, figura de AAA, dio un recorrido a MILENIO-La Afición por la casa en la que nació y en los lugares en los que pasó su juventud; un atleta que decidió cambiar la vida del barrio por los encordados

Dave the Clown (Cortesía)
Ciudad de México /

Santa María la Ribera es una de las colonias más conocidas y representativas en la Ciudad de México, al punto de que se le considera el primer fraccionamiento moderno de la capital.

Dentro de sus calles han ocurrido muchas historias y el surrealismo parece cosa del día a día. Desde elefantes dentro de las casas, señores que tocaban el pandero y hacían bailar a los osos, ser el lugar de residencia de personalidades como el periodista Guillermo Pérez Verduzco y de Thalia, además de una zona que llegaron a frecuentar José José y Javier Solis.

De su barrio han surgido personas que, con la convicción de querer una vida mejor y llegar a ser un ejemplo para las personas, dejaron la calle y se han erigido como figuras que inspiran.

Dave the Clown es una de ellas.

El luchador, que ha ido haciéndose de un nombre en AAA y con un gran recorrido en la escena independiente y empresas como ICHIBAN Pro Wrestling, creció y se formó en el barrio, pero decidió salir de él y tratar de cumplir sus sueños.

“Santa María la Ribera, conocida como Santa María la Ratera, es un barrio en el que si no corregías tu camino, solo había estar en la cárcel o lamentablemente muerto”, dijo Dave a MILENIO-La Afición, durante un recorrido que nos ofreció por la casa y las vecindades en las que él pasaba su juventud y aprendía de la vida.

Dave nació el 26 de septiembre de 1984 en un pequeño departamento con un par de cuartos y un baño, el cual se ubica sobre Cedro 257, aunque los locales no se refieren así a las vecindades, sino que se refieren a él como el Edificio, considerado uno de los “fresas” de la calle.

“Esta calle (Cedro) se caracteriza porque todas las vecindades tienen un apodo, como el Laberinto, la Gorda, la Loquera, que era donde yo me juntaba”, explicó.

Aquel cuarto en el que nació también fue el que vio nacer a sus dos hermanas y en donde vivió con sus papás hasta los 16 años. Aún les pertenece, pero está en un estado tan deteriorado, que hace imposible vivir ahí.

“Somos una familia que empezó desde cero y estoy muy conmovido porque me trae muchos recuerdos”, explicó en su recorrido. “Mi mamá hoy es abogada, pero en ese entonces hacía limpieza de casas. Mi papá siempre se ha dedicado al deporte, fue karateca por mucho tiempo, dio clases y fue maestro de escuela primaria en deportes”. Precisamente su progenitor le dio los primeros conceptos para el contacto, incluso llegó a ganar campeonatos juveniles por tres años consecutivos.

Fue en Santa María la Ribera donde él asistió a clases. La escuela primaria le quedaba justo enfrente y aún así solía llegar tarde. Además, no era raro que los rateros pasaran corriendo por el techo mientras los niños tomaban sus clases. Todo eso era usual en esa parte de la ciudad.

“Este era un barrio donde cada ocho días había un muerto... tristemente el día de hoy creo que de la mayoría de mis amigos, de unos 30, creo que 28 están muertos. Con el pasar del tiempo he tratado de romper el molde, que este personaje que porto no solo sea alguien en el ring, sino que pueda hacer y sobresalir”, aseveró.

Durante el recorrido, Dave the Clown dijo que la Loquera es una de las vecindades más populares de la zona. Su nombre deriva a que, según la creencia popular, ese era un manicomio, debido a que el tamaño de los departamentos es muy pequeño y recuerda mucho a los hospitales psiquiátricos.

“En la Loquera yo me reunía con mis amigos. Es gracioso, uno de los amigos con los que me juntaba, su hija vino a tomarse una foto conmigo y él ni siquiera sabe quién soy”, dijo entre risas el gladiador, que fiel a la tradición, mantiene un perfil bajo y muy pocas personas fuera de la familia y un grupo íntimo de amigos conoce al hombre que está bajo la máscara.

“La lucha es algo mágico, porque tienes ídolos de verdad, no somos como Batman o Supermán que solamente existen en una historieta. Un luchador se sube al ring y entrega todo lo que le gusta a la gente”, considera Dave.

Con el entorno tan complicado en el que creció, resultaba difícil salir de un círculo tan viciado como aquel. Fue el apoyo de sus papás y el deseo de hacer algo diferente lo que le hizo reaccionar y darle un cambio a su vida.

“El ver a mis papás preocupados, a mi mamá llorar o a mi papá no dormir... cuando uno es joven no lo entiende y piensas que te lo dicen para molestar”, reflexionó un emotivo Dave. “Llegó ese punto en el que los vi tristes y fue el momento en el que me desperté, recuerdo bien que me rasuré y me pregunté ‘¿qué era lo que quería en mi vida?’, si quería superarme y dejar el barrio. Fue así que pedí trabajo y afortunadamente me lo dieron“.

Así, Dave comenzó como asistente de gimnasio y comenzó a alejarse del barrio, en busca de una vida mejor. Asistió a una Expo Lucha y Gran Apache fue quien lo invitó al encordado, convencido de que su complexión lo haría triunfar.

“Mi sueño era subirme al ring y ver qué se sentía, pero siento que mi destino estaba escrito para la lucha libre”, dijo Dave, quien pasó de ser un niño que jugaba con figuras de plástico y veía las luchas por la TV, a popularizarse en diversas empresas y hoy con la Tres Veces Estelar.

Hoy, con mucha carrera por delante, Dave se ha hecho de sus propias cosas, pero no olvida de dónde viene. Mantiene la mentalidad tranquila y la humildad que te inculca un origen como el suyo.

Lo más importante es no levantar los pies de la tierra. A veces cuando llegas alto y vives cosas muy bonitas, mucha gente se pierde en lo que te da la fama y te olvidas de dónde vienes. Trato de estar en contacto con la gente que necesita y con los que vienen de abajo, porque si vienes de abajo, todo lo que sueñes lo puedes lograr”, comentó.

Aunque lamenta que muchos de sus amigos de infancia hoy no están, debido a malas decisiones y la violencia que se vive en la calle, él espera que su historia pueda motivar a los jóvenes de la Ribera y de otros barrios a buscar una salida, tratar de superarse y ser cada vez mejores, aspirar a otras cosas y no dejar de luchar.

“La vida me facilitó esta parte de ser una figura pública y espero que los jóvenes sigan mi ejemplo. Que crecer en el barrio o que existan piedras en el camino vean más allá de este círculo y se den cuenta de que hay todo un mundo afuera”.

SFRM

  • Michel Cruz
  • oswaldo.cruz@milenio.com
  • Reportero en La Afición desde 2016. Egresado de la Licenciatura en Comunicación y Periodismo en la FES Aragón, UNAM.

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