El Papa Francisco lamentó hoy cuando el dopaje, la deshonestidad, la falta de respeto por uno mismo y por los adversarios o la misma corrupción se producen en el deporte y lo contaminan, al recibir a una delegación de la Unión Ciclista Internacional.
En su discurso, el Papa elogió a los ciclistas que han sido ejemplo "de integridad y coherencia, dando lo mejor de sí mismos compitiendo en bicicleta".
Y habló del ciclismo como "uno de los deportes que pone de relieve algunas virtudes como la resistencia a la fatiga, en las largas y difíciles subidas; la valentía; la integridad en el respeto de las reglas, el altruismo y el sentido de pertenecer a un equipo".
Valoró que en el ciclismo como en la vida, a veces, "es necesario cultivar un espíritu de altruismo, generosidad y comunidad para ayudar a los que se han quedado atrás y necesitan ayuda para alcanzar un determinado objetivo".
Pero, por otra parte, afirmó que a veces el deporte se convierte "en una herramienta al servicio de otros intereses, como el prestigio o el beneficio económico".
Y entonces "hay desórdenes que contaminan el deporte". Y dirigió su pensamiento al dopaje, la deshonestidad, la falta de respeto por uno mismo y por los adversarios o la misma corrupción", agrego.
El pontífice argentino destacó que practicar el deporte "nos enseña a no desanimarnos y a empezar de nuevo con determinación después de una derrota o después de una lesión" y es por ello "una ocasión para expresar con entusiasmo la alegría de vivir y la satisfacción de haber alcanzado una meta".
Y señaló que "los atletas tienen esta extraordinaria oportunidad de transmitir a todos, especialmente a los jóvenes, los valores positivos de la vida y el deseo de gastarla en metas altas y nobles".