En 1923 un jinete de nombre Frank Hayes se subía al caballo llamado Sweet Kiss para competir en una carrera de equinos en Belmont Park en el estado de Nueva York. Con 35 años, el jockey compitió en su primera carrera por una sustitución, previamente trabajaba en las caballerizas e hizo historia al ser el protagonista de una bizarra y única anécdota: convertirse en el primer - y único - ganador de una carrera de caballos estando muerto.
Hayes y Sweet Kiss no eran los favoritos en la carrera, las apuestas pagaban 20 a 1; sin embargo, la dupla logró conseguir la victoria. Aunque el jinete no pudo probar las dulces mieles de su primer lugar, pues se presume que el jockey murió en algún tramo de la carrera por un paro cardíaco.
Los organizadores no se dieron cuenta del deceso de Hayes hasta que fueron a felicitarlo por la victoria en la carrera, pues aún sin vida se mantuvo ensillado a Sweet Kiss.
Se hicieron varias teorías sobre la muerte de Frank Hayes en plena competencia; una decía que fue por la emoción de ir a la cabeza del conjunto; otra dictaba que la drástica pérdida de peso que tuvo para cumplir con los requisitos para montar fue la causante, pues perdió 4.5 kilos (de 64.4 a 59.9) muy rápido.
El Jockey Club se deshizo de las formalidades oficiales y declaró a Hayes como el ganador, sin el pesaje posterior que se hace. Tres días después de haber perdido la vida sobre Sweet Kiss, el jinete fue enterrado y velado con su traje de competencia.
Sweet Kiss, el caballo que ganó con el jinete sin vida a su espalda, tuvo un cambio de nombre tras el suceso con Hayes, pues fue apodado Sweet Kiss of Death (Dulce Beso de la Muerte, en español) y jamás en su vida volvió a participar en carreras equinas.
EML