El taekwondoín Guillermo Cortés se convirtió recientemente en campeón mundial de la modalidad cadetes, y Sofía, Bulgaria, fue la sede donde se consagró como el mejor del mundo y para lograrlo tuvo que vencer en la final de la categoría de menos de 41 kilos a la mismísima potencia coreana.
“Me siento muy feliz, no me lo puedo creer. La clave fue entrenar todos los días. Subir al podio y escuchar el Himno Nacional es algo inexplicable. Contra Corea y Tailandia fueron las peleas muy difíciles, muy buenas”, declaró Cortés, quien también fue nombrado como mejor atleta varonil de la justa mundial.
Cortés, mejor conocido como Kato por sus familiares y amigos, comenzó en el 2013 a practicar taekwondo y ya desde los siete años se imaginaba que sería campeón del mundo.
“Desde que estaba chico me gustó el taekwondo y fue por que vi a mi hermano entrenar. Mi primer objetivo fue llegar a Selección Nacional ya que mi papá fue parte de Selección Nacional, y ahora mi hermano también ya es seleccionado”, indicó el taekwondoín, quien considera a su hermano como su ídolo.
Guillermo es siete veces campeón nacional y desde el 2018 ha ocupado el sitio de honor en el ranking nacional, por lo que era inminente su participación este Mundial donde se quitó del camino a rivales de alta exigencia para llegar a lo más alto del podio.
En Sofía, Bulgaria, Cortés avanzó la primera ronda bye tras llegar como el primer favorito, y en la siguiente etapa eliminó al estadunidense Reian Jon Challoy. Después en octavos de final dio cuenta del español Marcos Pazos y en los cuartos de final derrotó el egipcio Mohamed Wessam. En tanto, en la semifinal se quitó de encima al tailandés Purich Madsaman, y en la final derrotó al coreano Donggun Lee.
Ahora Cortés disfruta de este momento de gloria, pero es consciente que el tiempo no se detiene y ahora deberá prepararse para dar el salto a la modalidad juvenil. “Ahora hay que seguir entrenando y vamos ahora por ese Mundial en juveniles”, dijo.