Si bien la historia del olimpismo moderno comenzó con la edición de 1896 en Atenas, no fue hasta la segunda justa en Paris 1900 donde hubo participación mexicana, aunque vale la pena recordar que esta edición ha sido de las más confusas de la historia donde entre sus curiosidades no hubo ceremonias de apertura y clausura, ni de premiación, no hubo encendido del fuego olímpico y las competencias de agua fueron en el Río Sena.
Las competiciones se llevaron a cabo a lo largo de cinco meses, desde el 14 de mayo hasta el 28 de octubre debido a que la justa fue parte de otro evento conocido como la Exposición Universal. Este hecho generó enorme confusión y caos en atletas, e incluso el Comité Olímpico Internacional tuvo que realizar en 2004 estudios de las pruebas que no fueron parte de la feria de exhibición para determinar el medallero y pulir el número de atletas participantes que al final quedó en 997 atletas de 24 países con la participación por primera vez de mujeres que sumaron 22 encabezas por la tenista Charlotte Cooper que fue la primera campeona olímpica.
Esta edición es especial porque contó con la participaron también de tres mexicanos en el grupo de polo llamado “Norteamerica” que junto a un estadounidense consiguieron una medalla de bronce. Se tratan de los hermanos de la aristocracia nacional de aquel entonces Manuel de Escandon y Barron, Eustaquio de Escandon y Barron y Pablo de Escandon y Barron. Se reporta que por su privilegiada condición social pudieron acceder a dicho equipo de polo.
Si bien la huella de la familia es más fuerte debido a los negocios que tuvieron en el viejo continente y a que Pablo trabajó con Porfirio Díaz, recientemente se dio a conocer que la Federación Mexicana de Polo y el Comité Olímpico Mexicano están en busca de reconocer a los tres hermanos como los primeros mexicanos medallistas olímpicos, esto aprovechando los 120 años de la justa. Desafortunadamente aún no hay suficiente documentación que acredite su nacionalidad por lo que han pedido apoyo al COI.