El 22 de octubre de 1968 quedó enmarcado en la historia del olimpismo de nuestro país como uno de los días más gloriosos, sobre todo para la natación, pues fue el día que Felipe Muñoz, con apenas 17 años de edad, se colgó la medalla de oro de los Juegos Olímpicos celebrados en México cuando culminó en primer lugar la final de los 200 metros pecho; la que ha sido, hasta ahora, la única presea dorada para nuestro país en esta disciplina.
La fiesta que se vivió ese día y en general durante toda la celebración de la justa deportiva en la capital del país, contrastó con lo que días antes se había suscitado en la Plaza de las Tres Culturas, cuando un operativo militar causó detenciones y asesinatos de estudiantes en la triste celebre matanza de Tlatelolco, hecho que quedó muy grabado en la mente del joven Tibio Muñoz.
EL ENCUENTRO CON GUSTAVO DÍAZ ORDAZ
Como era de esperarse, tras la hazaña de Felipe en la Alberca Olímpica Francisco Márquez, la invitación del presidente en curso Gustavo Díaz Ordaz no tardó en llegar. En aquel entonces, el mandatario no vivía sus mejores épocas de aceptación con todo el contexto estudiantil que le rodeaba, y la visita del joven campeón olímpico lo sonrojaría delante de todos los presentes.
El documental de Clío “Que vivan los estudiantes del 68” sobre la matanza de Tlatelolco reveló cómo fue aquel encuentro entre el Tibio y su padre con el presidente, donde el nadador, sin ningún filtro, preguntó a Ordaz sobre los hechos ocurridos el 2 de octubre.
“Oiga, señor Presidente, qué gacho lo de Tlatelolco, ¿verdad?”, le preguntó Muñoz según su relato en dicho documental.
La pregunta de inmediato incomodó a los presentes, incluyendo a su padre, quien se avergonzó por el predicamento en el que había puesto al mandatario: “y veo a mi papá que se hunde como diciendo ‘ay, te voy a matar, ¿qué estas diciéndole al Presidente?’”, recordó.
La respuesta de Gustavo Díaz Ordaz, sin embargo, fue muy tranquila y con una metáfora calmó la curiosidad del joven nadador de 17 años.
“El me dijo, ‘muchas veces conviene que se derrame la gota para evitar que explote el vaso’ y me acuerdo que me frota la cabeza y me dijo ‘algún día lo vas a entender bien’”, dijo.
El 6 de diciembre, después de los Juegos Olímpicos, el Consejo Nacional de Huelga se disuelve y con él se da por terminado el movimiento estudiantil.