En una época donde la lucha libre en México era protagonizada por hombres, Irma González destacó de entre muchos para demostrar que las mujeres también tienen la capacidad de sobresalir en el medio deportivo, incluso pueden superar en popularidad a cualquier luchador.
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Desde niña se dedicó al mundo del espectáculo, trabajando en un circo propiedad de su familia. Gracias a que la pancarta se incendió, junto con sus padres emigró de Zacatecas a la Ciudad de México, donde tuvo su primer contacto en la lucha libre.
Debido a que tenía fuerza y condición física gracias a su oficio como trapecista, su vecina, quien era luchadora, la invitó a participar en una función porque necesitaba a una compañera. Aunque no conocía nada sobre lucha, debutó a los 13 años inspirada por la remuneración que recibiría tras concluir la función.
A inicios de su carrera tuvo conflictos con sus colegas, puesto que la mayoría de los hombres no querían que las mujeres compartieran ring con ellos, llegando al grado de ocultar sus cosas y molestar en los vestidores; sin embargo, los promotores reconocieron que González y sus compañeras eran las favoritas del público.
Por consiguiente, la convivencia con los hombres tras vestidores comenzó a mejorar, incluso en algún punto de su carrera llegó a entablar relación con El Santo.
'La Novia del Santo'
Irma González tenía que abandonar la lucha libre a petición de su prometido, pero a siete meses de contraer matrimonio, decidió enmascararse para continuar en los cuadriláteros.
Para su personaje buscó un nombre llamativo para sobresalir rápidamente y gozar sus últimos días en el pancracio, por lo que le pidió permiso al Santo para tomar su nombre y bautizarse como La Novia del Santo.
El Santo era de los pocos luchadores que la acogió desde sus inicios, forjando una sólida relación; no obstante esta nunca trascendió más allá de una amistad.
“Un día le dije (Al Santo): ‘Oiga ¿me daría permiso de usar el nombre de La Novia del Santo?’ me dijo ‘sí, no hay problema’. A él le gustaba que le platicara de mi vida de circo y le agradaba que le cantara, tuve la oportunidad de convivir con él”, recordó en una entrevista en el canal de YouTube Madhunter Juguetes Antiguos.
Pionera
Al poco tiempo de separarse de su pareja, regresó a la lucha libre sin la máscara. Ahora reconocida en todo el mundo como La Emperatriz Azteca, se consolidó en Estados Unidos, Panamá, Venezuela y Japón, país donde consiguió diversos campeonatos y cabelleras, así como de prestigio entre los luchadores.
No obstante, en México continúo cosechando éxitos: En la UWA se consagró como la segunda campeona nacional femenil; en la entonces Empresa Mexicana de Lucha Libre (hoy CMLL) protagonizó uno de los feudos más intentos de la época con su rival Chabela Romero. Además, junto con su hija Irma Aguilar se convirtieron en las primeras parejas femeniles en la historia, siendo un dueto codiciado por los promotores.
Además del deporte, publicó canciones y compuso algunas canciones; las más recordadas son sus sencillos titulados La Campeona y Puro Mandilón.
Después de la prohibición de la lucha libre femenil en la Ciudad de México, en 1987 ganó la cabellera de Martha Villalobos en el primer Viernes Espectacular en ser protagonizado por mujeres.
Después de cumplir una amplia carrera luchística decidió colgar las botas a mediados de los años noventa. Con 84 años y varias lesiones en las rodillas Irma González sigue entrenando y asiste a los gimnasios para instruir a las futuras estrellas.
RGS