Jorge Niño, leyenda viviente del baloncesto lagunero

Lado B

"Yo fui un jugador de choque y de lucha, corto de recursos pero con un corazón y una fuerza muy grandes, siempre quise ser competitivo", mencionó.

Jorge Niño Patiño es considerado una leyenda del baloncesto lagunero. (Especial)
Luis Salcedo Cassio
Torreón. Coahuila. /

De carácter fuerte, recio, “como deben ser los hombres”, exclamó; un entrenador muy querido y considerado una leyenda del baloncesto lagunero por quienes fueron sus pupilos, ese es Jorge Niño Patiño.

Por las veredas y caminos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), a lo lejos se ve una figura espigada, con botas y pantalón vaquero color café, parecía todo menos un coach de baloncesto.

Puntual a la cita con la entrevista, a las 12:00 del mediodía, “Ni un minuto menos ni uno de más, así debe de ser”, dijo con una gran sonrisa antes de empezar la charla con MILENIO- La Afición.

Pues así hablo yo, grito y soy duro, pero me gusta el trabajo y las cosas bien hechas, estoy firmemente convencido en que sí no trabajas no tienes nada, si te quieres desarrollar debes ser cumplido y muy trabajador, necesitas ser un tipo constante”, esa es la clave del éxito para cualquier persona que desee incursionar en el baloncesto, según el profesor Niño Patiño.

Antes de hablar más a fondo con él, compartió su andar en el baloncesto, donde dijo, empezó grande, a los 12 años de edad, “Yo era corto de facultades, no era muy dotado, empecé a jugar de poste por mi físico, antes no se jugaba el baloncesto de ahora, había que entrarle a los fregazos”, dijo.

Jorge Niño inició a jugar cuando cursaba la secundaria y la preparatoria en la escuela 18 de Marzo de Gómez Palaciohasta donde se trasladaba, pues él era de Ciudad Lerdo. Jugó con la Selección Laguna, obteniendo un tercer sitio en Oaxaca.

Luego se fue a estudiar a Monterrey, en el Tec, fue hasta 1979 cuando se hizo profesional jugando para equipos como Lobos de la UAdeC y Leñadores de Durango, donde fue campeón; en la liga de la Costa del Pacífico jugó para Soles de Hermosillo y Toros de Nogales. En La Laguna jugó para Algodoneros e Industriales de Gómez Palacio, retirándose en 1988.

Empezó a entrenar niños y jóvenes, vinieron competencias locales, regionales y después nacionales, sabía que era lo suyo, el formar jugadores pero sobre todo, hombres de bien, pues la disciplina que imprime en sus equipos, dijo, les sirve para todo ámbito de la vida a sus pupilos.

¡Un convencido de que el trabajo lo es todo en el baloncesto!

Podrás ser el más malo de la línea, de veinte jugadores, pero si eres constante y le metes energía, cumples y eres dedicado, puedes alcanzar a estar en el top ten y si le das un poco más de tiempo y dedicación, hasta el top five te metes y así vas escalando, yo no sé otra forma de superarme que trabajar y antes de enseñarles basquetbol, enseño a las personas a trabajar, que les guste su trabajo, que les guste su deporte.

¿Es duro, es sincero al hablar profesor?

Mi estilo, mi forma y mi léxico, todo lo manejo igual, con grandes y con niños...bueno con los niños soy un poco más correcto, pero sí soy muy estricto, con los grandes, pues es otro cantar, ahí si les hablo fuerte y con otras palabras (risas).

¿Siempre sale algo bueno de hacer deporte?

El deporte es un complemento en la vida como persona y estudiante, te sirve de apoyo, no sólo en la disciplina y demás, una buena institución te puede dar una buena beca, para que una institución se fije en ti, tengas una disciplina y tus padres también estén orgullosos de ir a verte jugar. Si no eres súper triunfador, al menos eres una buena persona que hace deporte.

¿Cómo inició, profe?

Yo jugué desde los 12 años al basquetbol, empecé en la 18 de Marzo en Gómez Palacio porque déjenme decirles que yo soy de Lerdo, estudié ahí porque la 18 era una buena escuela, terminé y me fui a Monterrey donde jugué para CEO.

¿Eran otros tiempos, otra manera de jugar cuando usted era jugador?

Aquí en La Laguna comencé jugando por mi tamaño como poste, no había ni tácticas, ni sistemas, ni buenos entrenadores, era jugar libre, ir a ver a otro a ver qué movimientos hacía y entrarle a los chingazos, yo fui un jugador de choque y de lucha, corto de recursos pero con un corazón y una fuerza muy grandes, siempre quise ser competitivo, creo mucho en el trabajo porque me la pasaba entrenando duro para ser mejor que los demás, nadie te va a dar nada,

Dios te pudo haber dado muchos dones, pero si no los desarrollas, si no te dicen que los tienes, si no te dicen cómo trabajes, no lo vas a aprender y si eres flojote, pues menos.

¿Se están perdiendo esos valores?

Las nuevas generaciones, para no cuidarlos o hacerse cargo de ellos, le dan el teléfono la prenden la televisión, le dan una computadora y el niño aprende así, Así los enseñaron a ser.

¿Qué le ha dado el basquetbol?

Me casé, tengo tres hijos dos niñas, la más grande que es Mara, ella fue seleccionada nacional, hizo todos sus estudios en el Tec de Monterrey, es maestra de la Ibero y tiene una empresa de consultoría, les lleva la mercadotecnia a equipos profesionales de futbol y hotelería.

¿Sigue siendo barrio, profe?

Mira yo jamás he perdido piso, sigo siendo el cuate, el vato, el amigo. Si se requiere ser de estatus, pues lo somos, si se requiere ser barrio, ¡anda eso me sale con madres! Yo no pierdo nada por hablar con cualquier persona, soy cuate cuando se requiere, y también si se meten conmigo, van a tener problemas, yo soy así.

¿Cómo enseñarle baloncesto a un niño ?

Una de las cosas que me ha gustado de ser entrenador, es formar el carácter de un niño, de un joven. Hace poco terminé mi etapa en un colegio y los niños, los jóvenes se despedían de mí entre lágrimas y pues uno no es de hule, se quiebra también. Pero esos niños no son débiles, no son ‘chipilotes’, se ponen a entrenar y trabajar para ser mejores y eso en la vida, les va a servir de mucho.

¿Le debe algo el basquetbol a usted o al contrario?

El basquetbol no me debe nada. Yo le debo a este deporte, y quisiera tener más oportunidades y mucha vida para poder regresarle lo mucho que me ha dado. Yo quisiera hacer labor social, trabajar con gente que no tenga recursos, quisiera ser asesor de una selección, trabajar en alguna asociación que se dedique al bienestar de los niños y los jóvenes, que me inviten sin necesidad de lucrar, quiero regresarle al baloncesto tantas cosas que me dio.

¿Muchas satisfacciones?

Por el basquetbol conocí a mi mujer, después me ayudó en todas las facetas, porque fui jugador profesional, fui seleccionado de La Laguna, fui campeón en el profesionalismo, fui y soy entrenador, soy formador, árbitro, visor. Les di escuela a mis hijos, el estar aquí como coordinador en la Narro, fue por el basquetbol.

¿Quedó algo pendiente?

Yo me preparo porque quiero saber más, me hubiera gustado ser más internacional, traer una selección nacional, es un reto para mí, porque creo que sí hubiera podido, tal vez aún hay tiempo, no he tenido un equipo tan importante para estar en una selección nacional, porque es lo primero que te piden, ponen la vara alta y está muy bien porque si no, cualquiera sería entrenador de la selección nacional”.

¿Era bañado, profe? diga la verdad

Yo aconsejé, trabajé y les di ideas, corregí, fui muy estricto, a veces fui muy duro, eran niños de barrio y otros a los que les daban todo y en mis equipos, esto es de conjunto y todos somos iguales, nadie es más que otro, a todos los preparo y los aprieto igual, la diferencia está en la actitud, las ganas y el deseo, eso sí es la diferencia entre yo ,tú y él” .

¿Qué recuerdos no, profe?

Me dieron la oportunidad de irme al Gimnasio de Las Alamedas, ahí fueron llegando muchos niños de clase media baja, de mucho corazón y deseo, que eran malitos, pero les gustaba el deporte y tenían unas ganas que para qué te cuento.

Algunos no tenían para el arbitraje, no hay pedo, yo lo pagaba, o los uniformes, me acuerdo que tenía un carrote, un impala 62 y ahí nos íbamos todos, doce morros llenos de ilusiones.

¿Cómo hacía vestidor?

Yo juego sencillo, si voy ganando, lúcete, pero si voy apretado y te pones a hacer jugadas y payasadas, te vas pa' atrás, yo no permito esas cosas en mis equipos, hacer importante al más débil y humilde al mejor, hacer un equipo enlazándolo. Ahora todo es diferente

Dicen que usted es como El Tuca, pero en el basquetbol, profe ¿Es cierto eso?

Recuerdo que estaba en una institución privada de coach, las mamás atrás oyéndome dirigir... Pues con el dolor de mi corazón, así hablo yo, les hablo fuerte, con maldiciones si quieres, palabras fuertes, esa es mi manera y los papás lo respetan, yo estoy donde estoy por lo que sé, ya tengo 69 años, el número mágico, y seguiré siendo el mismo viejo renegado, o estricto o llámenle como quieran, pero así con esos hablados, se han formado hombres de bien. Mi léxico es así, pero mi trabajo es serio.

EGO


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